Artículo

El municipio y la urbe

¿Qué es lo que hace que algunas ciudades sean exitosas y que otras fracasen? No todas las ciudades han sabido aprovechar el enorme potencial que les brinda la concentración de un gran número de personas. A pesar de que no existe una fórmula única para el éxito, todas tienen en común la habilidad para atraer a personas talentosas y permitirles generar sinergias entre ellas, ya sea a través de la creación de empresas, en los centros de investigación o en los espacios de convivencia. Ciudades como Nueva York y Londres han sabido aprovechar el talento que reside en su territorio para reinventarse una y otra vez a pesar de que han atravesado por varias crisis. En contraste, ciudades como Detroit enfrentan un declive sin precedentes a raíz de la crisis mundial, la pérdida de talento y capital humano y por apostar su futuro a una sola industria.

México también tiene historias de contrastes: mientras que la Ciudad de México, Guadalajara y Querétaro han sabido atraer industrias diversas de alto valor agregado gracias al acervo de talento con que cuentan, Ciudad Juárez enfrenta un dramático declive que fue detonado por la inseguridad y por una pésima política urbana. Esto lo constata el hecho de que la mancha urbana de Ciudad Juárez creció más de 10 veces en relación a su población de 2005 a 2010, convirtiéndola en la ciudad del país que más expandió su territorio. ¿Cuántos policías más se necesitan ahora para vigilar a toda esa ciudad? Con una expansión así, no hay presupuesto que alcance ni para dar seguridad ni para ofrecer servicios públicos de calidad.

Los problemas que actualmente aquejan a las urbes de México, y que impiden que incluso las más competitivas puedan considerarse como de clase mundial, se deben fundamentalmente a un mal diseño de la institución encargada de gobernarlas: el municipio. En 1917, cuando se definieron las reglas para la figura del municipio libre, México era un país primordialmente rural. Desde entonces, esta figura ha tenido pocos cambios, al mismo tiempo que la demografía del país ha cambiado radicalmente: desde 1960, la población urbana ya superaba a la población rural y, para 2010 el 80 por ciento de los mexicanos vivían en una zona urbana. En la actualidad, el 55 por ciento de la población vive en ciudades que son administradas por dos o más municipios. Esto implica que decenas de millones de mexicanos deben trasladarse a un municipio diferente al que residen para realizar sus actividades diarias.

Esto representa un enorme reto para la gobernabilidad urbana por la necesidad de que varios municipios se coordinen entre sí, tanto para planear el crecimiento como para proveer seguridad y los servicios públicos como el agua, los residuos o el transporte. Sin embargo, la coordinación es más la excepción que la regla. De acuerdo con una encuesta hecha en 2011 entre directores de desarrollo urbano municipales, solo uno de cada cinco municipios señaló que se coordinan entre sí en estos temas.

La evidencia encontrada en el más reciente Índice de Competitividad Urbana del IMCO confirma la debilidad de los municipios en sus finanzas públicas, así como su incapacidad para ordenar el crecimiento urbano y dar servicios públicos de calidad. Con una institución diseñada hace 95 años no podemos esperar enfrentar con éxito los desafíos de gobernar las ciudades del siglo XXI. Urge reformar la figura del municipio para que éstos puedan hacer una verdadera gestión eficiente de nuestras ciudades.

Es indispensable profesionalizar a la administración municipal para hacer que esté orientada a dar resultados a la ciudadanía. De manera específica, son tres los elementos clave para lograr la profesionalización: incoporar la figura de administrador urbano, implmentar el servicio civil de carrera y medir el desempeño con base en indicadores.

Estas tres estrategias tienen un alto potencial para lograr los resultados deseados y no requieren de grandes inversiones ni cambios en la normatividad. Son alternativas políticamente más viables que la aprobación de la reelección de presidentes municipales o la ampliación de los periodos de gobierno. Es urgente cambiar la manera en que los municipios administran las ciudades; de no hacerlo, seguirán siendo instituciones destinadas al fracaso, con graves consecuencias para la calidad de vida de todos sus habitantes.