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Consideraciones sobre la evolución y retos del Sistema de Ahorro para el Retiro

El Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) debe su forma actual a una reforma de Ley que entró en vigor en 1997. Dicha reforma modificó radicalmente el sistema de pensiones en México, transformándolo de un sistema de beneficios definidos con base en un fondo colectivo, a un sistema de contribución definida y cuentas individuales para trabajadores formales del sector privado atendidos por el IMSS.
Este cambio fue en gran medida forzado por las circunstancias. A continuación listamos algunas de ellas.1 En primer lugar el sistema anterior enfrentaba severos problemas financieros. Estudios de mediados de los 90 indicaban que el déficit actuarial era de 80% del PIB.2 Parte del déficit era causado por cambios demográficos (mayor esperanza de vida y crecimiento poblacional) que hacían que la tasa de dependencia estimada pasara de 7% en 1995 a 14.8% en 2030.
En segundo lugar, la problemática de alta informalidad aunada a la caída del salario real en 44% de 1978 a 1995 hacia cada vez más complicado pagar las promesas pensionarias usando como base la masa salarial actual. 1
En tercer lugar, en México el ahorro bruto doméstico había bajado de aproximadamente 20% del PIB en los años 80 a menos de 16% en 1994. Se creía que el cambio a cuentas individuales tenía el potencial de incrementar el ahorro por varios canales: desde fomentar un mayor sentimiento de propiedad del ahorro, hasta --por medio de la generación de competencia en el mercado de administradoras de fondos— el poder acceder a mayores rendimientos.
Es importante mencionar que Chile había hecho una transición similar casi dos décadas antes, y que desde entonces decenas de países han hecho reformas en el mismo sentido que México.
Los responsables de la política económica y varios economistas consideraron que se requería una reforma con los siguientes objetivos:
1. Dar viabilidad financiera al sistema de ahorro para el retiro.
2. Incrementar la cobertura (más personas y mayor densidad de cotización para una misma persona).
3. Incrementar el ahorro.
Se consideró también que la mejor forma de lograr estos objetivos era mediante cuentas individuales de contribución definida manejadas por empresas Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) del sector privado. Debe notarse que aunque la estrategia general era crear incentivos de mercado en la administración de fondos, el ahorro continuó siendo obligatorio, financiado de forma tripartita: el gobierno contribuye con 0.225% del salario, más una “cuota social” (actualmente escalonada y focalizada). El trabajador aporta 1.125% de su salario, y el patrón aporta 5.15% del salario, para una suma total de 6.5% del salario de contribución obligatoria.
En el resto del documento, realizado por Manuel García y Enrique Seira de la Fundación de Estudios Financieros (FUNDEF), se explora el estado actual del sistema, los beneficios que ha tenido, y los grandes retos que aún enfrenta.
1 Es importante mencionar que Chile había hecho una transición similar casi dos décadas antes, y que desde entonces decenas de países han hecho reformas en el mismo sentido que México.
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Revisa el proyecto Reformas al régimen de AFORES dentro de la reforma de seguridad social