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Por qué la Ley 3de3 puede cambiar a México

Ana Laura Martínez

Hace algunos años tuve la oportunidad de participar en una serie de conferencias organizadas por la sociedad de estudiantes mexicanos en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, con motivo del aniversario de la Revolución Mexicana. La idea era hacer un análisis del impacto de este evento en el México contemporáneo. Los conferencistas, ambos ingleses autoproclamados “mexicanistas”, el profesor George Philip (London School of Economics and Political Science) y el profesor Laurence Whitehead (Universidad de Oxford), hicieron un recuento de las transformaciones que ha sufrido México a 100 años de su Revolución, incluyendo interesantes anécdotas políticas de sus años como investigadores en el país.

Dos cosas llamaron mi atención en aquél entonces. Por un lado, el poco legado que queda hoy de la Revolución y lo poco revolucionario que es dicho legado. La Revolución dio la pauta para el inicio de la época priista, que más allá del corporativismo no generó las bases para lograr una mejor redistribución de la riqueza o el poder, sino todo lo contrario. En corto, aparte de la abundancia de la palabra "revolución" en los nombres de los partidos políticos del México contemporáneo, la Revolución fracasó en lograr el objetivo que llevó a las personas comunes a apoyar la lucha: el tener más y mejores oportunidades de vida, el tener un país más justo.

En segundo lugar, me resultaron altamente interesantes las circunstancias históricas que detonaron el apoyo generalizado a la lucha revolucionaria, en particular las características socio-demográficas de los líderes de aquél 1910.
¿Qué era diferente en el México de 1910 que llevó a la gente del país a luchar? ¿Qué ha cambiado que a pesar de las repetidas crisis financieras de los 80 y 90, el movimiento Zapatista, la desintegración de familias por la migración, la situación de guerra que se vive hoy en día en muchas ciudades de nuestro país y la rampante corrupción e impunidad, la gente no se ha revelado contra el gobierno y sus políticas? Y no me estoy refiriendo a una lucha armada generalizada, sino simplemente a una forma organizada de presión civil para que haya una revisión de las políticas y los políticos.

Cuando le hice esta pregunta al profesor Philip su respuesta fue: “la Revolución vino del Norte, empezó como un movimiento de protesta de la clase media ante la dictadura de Porfirio Díaz”, lucha liderada por intelectuales de la talla de Francisco I. Madero coadyuvados por estrategas como Pancho Villa, Álvaro Obregón y Venustiano Carranza. En la misma línea, Francis Fukuyama basó su explicación de la Primavera Árabe en la creciente relevancia de la clase media [1].

El podio de la presentación de la Ley 3de3, impulsada por importantes organizaciones de la sociedad civil lideradas por el IMCO, el CEEY y Transparencia Mexicana, me recordó aquella respuesta del Profesor Philip: “La Revolución vino del Norte”. En 1910 fue el hartazgo ante la dictadura Porfirista lo que inspiró a los caudillos y a las masas a generar una Revolución. Hoy en el año 2016, es el hartazgo ante los escándalos de corrupción e impunidad lo que motiva a los “caudillos” modernos a incitar a la población a organizarse políticamente.

Esos nuevos “caudillos”, mujeres y hombres mexicanos de distintas trincheras como Juan Ramón de la Fuente, Denise Dresser, Juan Pablo Castañón (Presidente del Consejo Coordinador Empresarial), María Amparo Casar, Eufrosina Cruz, Pedro Salazar, Sergio López Ayón entre varios otros, son los que, usando como moneda de cambio su credibilidad son capaces de inspirar un movimiento ciudadano utilizando un vehículo institucional: la ley del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA).

La Revolución, dijo Samuel Huntington, es el caso extremo de la participación política. El cambio real de un país se gesta desde mesas como la del pasado martes 2 de febrero cuando se presentó la Ley 3de3. Las ideas liberales de Francisco I. Madero no hubieran logrado nada sin el apoyo de la ciudadanía, sin los seguidores de Villa o Zapata. Lo mismo sucede hoy: está en las manos de nosotros los ciudadanos mexicanos el impulsar esta iniciativa ciudadana. Así es como empieza el cambio real de un país, pero es con base en nuestro apoyo que se fortalece y logra triunfar.

¿Qué esperas? Si como yo crees que está en nuestras manos construir un México más justo, entra hoy a ley3de3.mx, descarga y firma la petición con los datos de tu credencial de elector, busca más firmas, llévalas a puntos de entrega y difunde tu participación en las redes sociales.

¡Sé parte de esta revolución, firma la Ley 3de3!
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[1] Leer The Middle-Class Revolution
Publicado por La Silla Rota
08-02-2016