MENSAJE DEL PRESIDENTE DEL CONSEJO DIRECTIVO DEL IMCO

El COVID-19 nos ha impuesto una nueva realidad. Así como algunos medicamentos tienen efectos secundarios o provocan reacciones adversas en ciertas ocasiones, las medidas necesarias de distanciamiento social, impuestas por las autoridades a nivel mundial para contener la propagación del virus y limitar la pérdida de vidas humanas, han provocado una crisis económica sin precedentes en cuanto a su naturaleza y magnitud.

De esta forma, lo que inició como una crisis sanitaria se convirtió rápidamente en una crisis económica que el Fondo Monetario Internacional ha denominado El Gran Confinamiento: una crisis con el potencial de convertirse en la recesión económica más importante en casi 100 años, solo después de la Gran Depresión de 1929.

México no es la excepción. La súbita interrupción de las relaciones entre individuos, empresas y sectores económicos, que dábamos por sentadas hasta hace unos meses, han afectado en mayor o menor medida a todos los sectores en los que se clasifica la actividad económica nacional, particularmente a los considerados como no esenciales.

El estado de las cosas en México y en el mundo ha cambiado tanto en tan poco tiempo que es difícil prever cuáles serán las consecuencias de estas crisis en el corto, mediano y largo plazo, cual sea su intensidad y duración dependerá, en gran medida, de cómo se articulen las respuestas de los distintos órdenes de Gobierno del país, y en particular, de cómo respondan las autoridades de las 32 entidades federativas.

Más allá de las acciones que implemente el Gobierno federal, serán los gobiernos estatales quienes, en el ámbito de sus facultades, desempeñen un papel fundamental en reactivar la economía nacional. Como ya lo ha señalado el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), los programas y acciones que implementen los gobiernos estatales deberán enfocarse en proteger los ingresos de las familias, conservar los puestos de trabajo y evitar el cierre de las micro, pequeñas y medianas empresas. En pocas palabras, los estados deberán implementar medidas que eviten que una crisis de liquidez se convierta en una crisis de solvencia.

Lo anterior no es un reto menor. Se trata de una situación extraordinaria que pondrá a prueba a cada una de las entidades federativas del país y que llevará al límite sus capacidades institucionales y presupuestales. Durante estos meses, sus fortalezas serán evidentes, pero sobre todo se manifestarán sus debilidades; mismas que se analizan en el presente estudio.

En la octava edición del Índice de Competitividad Estatal se analiza a los 32 estados a través de 97 indicadores, con el objetivo de identificar las fortalezas y desafíos de cada entidad para atraer y retener talento e inversiones y que, en el marco de la contingencia que enfrentamos, les permitirán responder con la máxima efectividad.

Las entidades con menores niveles de informalidad y pobreza, mayor diversificación económica, menor dependencia de las transferencias de recursos del Gobierno federal y, en general, con las mejores calificaciones en las distintas dimensiones de la competitividad analizadas podrán afrontar más eficientemente la circunstancia actual.

Por otra parte, este documento desarrolla cuatro estudios de caso que analizan las buenas prácticas implementadas por distintos gobiernos estatales en los últimos años. En estos casos, los gobiernos de Chihuahua, la Ciudad de México, Oaxaca y Yucatán comparten al público en general, pero sobre todo a sus contrapartes, lo que han hecho en los últimos años para convertirse en referencias en el desarrollo de diversas políticas públicas en materia de turismo, ejercicio del gasto público, combate a la corrupción e innovación. Posteriormente, se incluye un análisis de cuatro políticas públicas alentadoras que han ejecutado los gobiernos de la Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco y Veracruz.

En la medida en la que el resto de las entidades del país repliquen las buenas prácticas que se analizan en este estudio, así como aquellas que el IMCO ha documentado a lo largo de los últimos 14 años en los que ha realizado este ambicioso proyecto institucional, los estados serán más competitivos y estarán en mejores condiciones para hacer frente a contingencias de distinta naturaleza. Como lo dice el título de este índice: estados prevenidos valen por dos. O mejor dicho: estados competitivos valen por dos.

Lic. Valentín Diez Morodo 

Presidente del Consejo Directivo del IMCO.

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