La ENIGH es un manjar para los economistas y para cualquiera que quiera entender mejor el país. México, se sabe, es en realidad muchos Méxicos, muchos países en uno; con diferencias no solo en el ingreso sino en la forma de ver el mundo. La ENIGH de 2022 nos sigue dando evidencia al respecto.
Los datos nacionales muestran que el ingreso promedio mensual de un hogar mexicano en el ámbito urbano —donde habita más del 75% de la población— es 21,231 pesos, ingreso que proviene fundamental —pero no únicamente— del ingreso recurrente, el que se obtiene típicamente del trabajo. Este ingreso creció 11% respecto a 2020, cuando estábamos en plena pandemia, pero únicamente 0.2% respecto a 2016. Un crecimiento prácticamente nulo en seis años. Lamentable, por decir lo menos.
Las entidades donde los hogares expresan recibir mayores ingresos en esta medición son Baja California Sur, la Ciudad de México y Baja California, con ingresos mensuales de 30,472, 29,770 y 29,637 pesos respectivamente. De los diez estados con mayores ingresos, siete se ubican en el norte del país, uno en el Bajío, uno en la península de Yucatán y el otro es la capital.
En la edición previa las tres entidades con mayores ingresos fueron Nuevo León, la Ciudad y Baja California Sur. En 2018, las mismas tres, pero en diferente orden y en 2016 fueron Nuevo León, la Ciudad de México y Sonora.
Dado que la ENIGH tendría más que ver con análisis de series más largas de tiempo, y que el ingreso promedio del país prácticamente se mantuvo igual entre 2016 y 2022, es interesante ver cómo se ha movido el ingreso estatal en este periodo.
Las entidades que tienen una mayor caída en el ingreso entre 2016 y 2022 son Nuevo León, Guanajuato y la Ciudad de México. Sin embargo, hay acotaciones relevantes. La ENIGH tiene problemas —como muchas encuestas— para captar en la muestra hogares de altos —altísimos— ingresos, simplemente por la baja cantidad relativa de los mismos. En 2016, en el muestreo de las viviendas a encuestar, se seleccionaron aleatoriamente dos observaciones —una en Nuevo León y la otra en Guanajuato— de muy altos ingresos. Por eso, al comparar 2022 con 2016 esos dos estados tienen esa caída, completamente debida a esas dos observaciones atípicas.
No es así con la Ciudad de México en la que se observa una caída de los ingresos de más de 7% en esos seis años. También caen los ingresos de Sonora, Campeche, Estado de México, Tamaulipas, Querétaro y Veracruz.
En el otro extremo están las entidades cuyos ingresos más aumentan en esos seis años: Chiapas, Chihuahua y Michoacán, en ese orden. El mayor incremento en el caso de Chiapas se da entre 2020 y 2022, con un aumento cercano a 20%. Ahora, nada más para no dejarnos llevar demasiado por el optimismo de estos porcentajes, el ingreso promedio mensual en Chiapas es —de acuerdo con los datos de la ENIGH— 13,282 pesos.
Chiapas es, por su parte, el estado con los ingresos más bajos. Lo ha sido consistentemente desde 2016 (datos comparables). La diferencia entre el ingreso de los estados más ricos —que ha cambiado en el tiempo— y el más pobre —que es y ha sido Chiapas— ha disminuido. En 2016, fue 3.8 veces, en 2018, 3 veces, 2020, 2.5 veces y en esta última medición, 2.3 veces.
No sé si con estos datos ya podamos hablar de una disminución en la brecha regional, dado que solo estamos contando los extremos (es decir, dos estados y no dos regiones), pero podría ser un indicio. Lo que es un hecho, es que siguen existiendo muchos Méxicos.
*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad de la autora y no representan la postura institucional.
Publicado en El Universal.
01-08-2023