- El primer semestre de 2022 cerró con una generación de empleo equivalente a 483 mil 726 puestos, un ritmo de crecimiento considerablemente menor al del mismo periodo de 2021, en el que se generó 80% más empleo. Esta desaceleración ocurre en un contexto de alta inflación.
- La generación de empleo en el primer semestre de 2022 consistió en su totalidad de empleos formales: se eliminaron 97 mil 366 empleos informales, mientras que el empleo formal aumentó en más de medio millón.
- En promedio, la población ocupada en el país recibió un ingreso mensual de 8 mil 117 pesos corrientes durante el 1T2022. Comparado con lo observado un año atrás, en el 1T2021, el nivel de ingreso ha aumentado 3.6%, mientras que el nivel de precios ha visto un incremento de mayor magnitud.
- La desaceleración en el ritmo de generación de empleos durante el último año y la disminución del poder adquisitivo del ingreso laboral reflejan las consecuencias de un entorno económico de inflación.
Panorama del empleo durante junio y el primer semestre del 2022
En junio de 2022 la población ocupada ascendió a 57.4 millones de personas, al registrar un incremento mensual de 0.5%, equivalente a casi 281 mil puestos adicionales. En términos anuales, el avance en la generación de empleo fue de 4.3%, de modo que se agregaron 2 millones 349 mil 228 puestos desde junio de 2021.
La creación mensual de puestos fue mayor entre los hombres, para quienes se sumaron 152 mil 708 puestos en junio, equivalente a una tasa de crecimiento de 0.4%. En contraste, en el caso de las mujeres hubo un avance de 0.6%, aunque significó la creación de 128 mil 256 empleos femeninos.
Dado este desempeño mensual, el primer semestre de 2022 cerró con una generación de empleo equivalente a 483 mil 726 puestos. Comparado con lo observado durante el mismo periodo del año pasado, este ritmo de crecimiento es considerablemente inferior; se ha generado 80% menos empleo que hace un año (cuando la cifra fue de 2.4 millones de puestos), y también menos que en los años anteriores a la pandemia. La desaceleración en la generación de empleo ocurre en un contexto de elevada inflación.
El nivel de empleo se puede ver afectado en periodos de fuertes presiones inflacionarias porque el alza generalizada y sostenida en los precios de los bienes y servicios impacta el poder adquisitivo de la población, y tiende a reducir el nivel de consumo. Al ser el consumo uno de los componentes de la demanda que más impulsa el crecimiento económico, su afectación implica una falta de incentivos para que la producción aumente, lo que eventualmente se traduce en una menor contratación de trabajadores por parte de las empresas.
Más allá del desempeño semestral y su comparación con el mismo periodo del año pasado, la generación de empleo en junio de 2022 se basó totalmente en los empleos informales. La población ocupada informal incrementó 0.9% de forma mensual, con 292 mil 245 nuevos puestos; en cambio, el empleo formal se redujo (-)0.04% de forma mensual, equivalente a 11 mil 281 puestos menos. Con ello, la tasa de informalidad en junio fue de 55.8%, con un ligero incremento respecto a mayo (0.2%). El aumento mensual en el empleo informal estuvo liderado por la población femenina, que representó casi 9 de cada 10 puestos creados sin acceso a derechos laborales.
En lo que va del año, sin embargo, se han perdido puestos informales y solo se han generado formales. Durante el primer semestre de 2022, se eliminaron 97 mil 366 empleos informales, mientras que la cantidad de empleos formales ha aumentado en más de medio millón. Además, aunque las mujeres aportaron sólo 4 de cada 10 empleos generados en el semestre, el incremento proporcional en su nivel de empleo fue mayor al de los hombres, con un avance de 2.5% frente a 2.2%.
Nivel de ingreso de los trabajadores en el país
Además de la informalidad, los ingresos relativamente bajos fueron otra característica del empleo generado durante junio. El incremento de puestos fue comandado por los trabajadores que ganan entre uno y dos salarios mínimos al mes (entre $5 mil 186 y $10 mil 372 pesos) con 738 mil 680 nuevos empleos respecto a mayo. Por otro lado, la mayor caída de puestos se registró entre quienes ganan más de cinco salarios mínimos al mes ($25 mil 931 pesos), con una pérdida de (-)8.3%, equivalente a 79 mil 242 empleos menos que hace un mes.
Actualmente, 39% de la población ocupada en el país que declaró recibir un pago por su trabajo, percibe ingresos mensuales no mayores a un salario mínimo (menos de 5 mil 186 pesos), y 41% recibe entre uno y dos salarios mínimos (entre 5 mil 186 y 10 mil 372 pesos).El 17.8% de los trabajadores remunerados recibe más de dos y hasta cinco salarios mínimos (hasta 25 mil 931 pesos) y solo el 1.9% percibe ingresos mayores a cinco salarios mínimos.
Cambio del ingreso laboral en un contexto de inflación
Aunado al impacto potencial en el nivel de empleo, la inflación ejerce un efecto negativo directo sobre los ingresos laborales. El encarecimiento de los bienes y servicios disponibles en la economía afecta el poder adquisitivo de los trabajadores, y reduce su capacidad para adquirir la misma cantidad de productos con sus ingresos provenientes del trabajo.
En promedio, la población ocupada en el país recibió un ingreso mensual de 8 mil 117 pesos corrientes durante el 1T2022. Comparado con lo observado un año atrás, en el 1T2021, el nivel de ingreso ha aumentado 3.6%, equivalente a 283 pesos.
Sin embargo, los precios de bienes y servicios básicos se han encarecido en mayor medida durante el último año. Los alimentos, especialmente, han tenido fuertes presiones inflacionarias, con un aumento anual en los precios de 12.5%, entre el 1T2021 y el 1T2022. Por su parte, las prendas de vestir y el calzado, el agua y otros servicios referentes a la vivienda, así como los medicamentos son ahora alrededor de 5% más caros que a principios del año pasado. El costo de los servicios médicos y la educación han aumentado a tasas de entre 3% y 4% anual, mientras que la renta de vivienda y el transporte de pasajeros lo hicieron a tasas cercanas al 3%.
Dado el mayor incremento en precios que en ingresos laborales, es claro que la inflación está mermando el poder adquisitivo del ingreso de los trabajadores, sobre todo en el caso de la población con menores ingresos, quienes destinan la mitad de su gasto tan sólo a la adquisición de alimentos.
De hecho, hay una diferencia de más de un punto porcentual entre la tasa de inflación anual registrada en junio para quienes tienen un gasto promedio de hasta un salario mínimo (8.7%) y aquellos que desembolsan más de seis salarios mínimos (7.6%), dados los distintos patrones de consumo que presentan. Entre menor es el ingreso del que se dispone para gastar, mayor es la proporción que los consumidores destinan a la adquisición de bienes básicos, los cuales se han encarecido en mayor medida.
El mercado laboral muestra señales de afectación que pueden estar vinculadas con las fuertes presiones inflacionarias observadas desde finales del año pasado. La desaceleración en el ritmo de generación de empleos durante el último año y la disminución del poder adquisitivo del ingreso laboral reflejan las consecuencias de un entorno económico de inflación.
La combinación de menores empleos con menor poder adquisitivo de los ingresos plantea un panorama complicado para los trabajadores mexicanos, especialmente para aquellos en condiciones laborales vulnerables (como la informalidad o los bajos ingresos), en el que aumenta el riesgo de una incremento en la población en pobreza laboral y una profundización de la desigualdad en el país. Por ello, es indispensable tomar medidas para reducir el embate de la inflación sobre la población más vulnerable, así como dar un mayor impulso a la generación de empleo formal.
En este sentido, es útil la implementación de programas sociales mejor focalizados y que provean, además de recursos monetarios, de oportunidades productivas para la población más vulnerable en el país, así como las políticas públicas enfocadas en reducir el costo de la formalidad laboral, con el fin de incentivar la creación de empleo de mayor calidad, y la garantía de un entorno económico que garantice condiciones adecuadas para la atracción de inversión.