Viernes 3 de febrero de 2012
Neue Zürcher Zeitung
Los campesinos abrumados de México
Una devastadora sequía pone en evidencia las debilidades de los colectivos rurales agrícolas
Docenas de personas y miles de piezas de ganado han muerto debido a la mayor sequía registrada en México. Esta catástrofe natural exhibe los descuidos de campesinos y políticos.
Alex Gertschen
En algunas partes del norte de México no ha llovido desde hace más de un año y medio. Más de la mitad del territorio nacional sufre una sequía. Particularmente en Chihuahua, uno de los estados más afectados, se produjeron el año pasado 500 en vez de las usuales 150 000 toneladas de maíz; la cosecha de frijoles bajó de un promedio de 80 000 a 120 000 toneladas a sólo 20 000. Esto es fatal para los pueblos indígenas, quienes operan una economía de subsistencia en el desierto semiárido de Chihuahua. En 2011, de acuerdo con reportes de los medios de comunicación, sólo en este estado 28 personas murieron de desnutrición, y desde el inicio de este año otros 6. En todo el país 2.5 millones de personas no tienen acceso a agua potable. De acuerdo a diferentes declaraciones al menos 10 000 piezas de ganado agrícola han muerto de sed. No hay cifras oficiales.
TIERRAS ESTÉRILES Y GASTADAS
Desde el establecimiento de medidas en los primeros cuarenta años del último siglo no se ha registrado tal sequía. En el estado norteamericano fronterizo de Texas, en el cual se tienen datos registrados desde hace 150 años, el resultado es el mismo. El que las consecuencias de la sequía ahí no sean tan violentamente graves hace referencia a la participación humana en la tragedia. El titular de la SAGARPA (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación), Francisco Mayorga, dijo en una conferencia en el Foro Económico Mundial de Davos que los responsables de la hambruna y la falta de agua son el gobierno federal y los agricultores.
Según el secretario, en los últimos dos siglos aumentaron fuertemente las exportaciones de carne en los Estados Unidos gracias a la entrada en vigor en 1994 del Tratado de Libre Comercio de América del Norte; la creciente clase media ha incrementado la demanda en el territorio. Por eso las tierras de pastoreo en el norte se han vuelto estériles, debido a la creciente población de ganado. “El uso excesivo de la tierra ha hecho que ésta se vuelva estéril y gastada; y que quede desprotegida y expuesta al viento, aumentando el nivel de erosión,” dijo Mayorga. El gobierno federal, quien permitió este desarrollo, por el momento paga una prima a los campesinos que diezmen las piezas de ganado en existencia, al matar a los especímenes enfermos.
Las dañinas consecuencias del excesivo crecimiento de la industria del ganado se muestran, según Mayorga, en primer lugar en los ejidos. Éstos son terrenos cuya propiedad y cuidado están estipulados de manera colectiva. Los ejidos fueron establecidos en la Constitución después de la Revolución Mexicana a principios del siglo XX, para propiciar que muchos campesinos empobrecidos obtuvieran acceso a la tierra y la forma colectiva de vida y para poder sostener las cuentas comerciales, que para las personas que viven en el campo, especialmente los pueblos indígenas, todavía son característicos.
El Secretario de Agricultura (SAGARPA) quiere abolir los ejidos. Eso no tiene nada que ver con que el partido conservador en el poder, Acción Nacional (PAN), tenga una actitud escéptica respecto a la herencia de la revolución inspirada en el socialismo. Desde el punto de vista de los economistas instruidos, una propiedad acarrea menos preocupaciones cuando ésta no pertenece a una sola
persona. Un miembro de un ejido tendría pocas razones para cuidar la tierra y el ganado existente sobre esta propiedad colectiva, con el fin de reducir gastos, si los otros miembros no consintieran en ello.
Hay otras razones por las cuales Mayorga se pronuncia contra los ejidos. Las fracciones individualmente repartidas de estos terrenos, sobre las cuales los campesinos pueden construir lo que ellos quieran, permiten sólo bajos ingresos. En los ejidos se permite criar cualquier tipo de animal, lo cual provoca un problema de higiene y por lo cual un cultivo dirigido no es posible. Finalmente, los campesinos de los ejidos no podrían usar la tierra para cubrir créditos bancarios, ya que su fracción de tierra es sólo para uso y no tienen propiedad sobre ella. Por esta razón los bancos casi nunca perdonan estos créditos, a través de los cuales falta el capital para las inversiones necesarias, para sistemas de depósito y distribución de la escasa agua utilizable.
El experto en cuestiones agrícolas, Manuel Molano, del Instituto Mexicano para la Competitividad, apunta a propósito que la subdesarrollada infraestructura tiene devastadores efectos ahora, bajo las condiciones de un clima más cálido y seco. También piensa que los ejidos, que componen casi el 60% de la superficie agraria de México, se encuentran detrás del camino del proceso de adaptación necesario.
SIN MAÍZ NO HAY MÉXICO
Incluso el cambio climático no afecta tanto a los colectivos agrícolas de pequeños campesinos (ejidos), cuyo florecimiento ocurrió en los años 40, 50 y 60 del siglo XX. Desde entonces se entregó, gracias a los ejidos, la tierra que no se usaba en los antiguos latifundios a millones de campesinos para su uso. El país invirtió en infraestructura y nuevos métodos de producción. Los ingresos de las cosechas se dispararon. Desde los años 80 los gobiernos federales neoliberales redujeron, debido a los ahorros forzosos y a razones ideológicas su responsabilidad, sin atreverse a dar los pasos necesarios para una verdadera industria agrícola de libre mercado – lo que significaría privatizar la tierra de los ejidos.
Privados de la protección de un presupuesto de la política agraria y sin tener a su disposición las libertades y habilidades empresariales necesarias, los campesinos de los ejidos se encuentran, desde entonces, bajo la creciente presión de la importación competidora. Hasta ahora se importa entre 30 y 50 por ciento del maíz que se necesita en México de Estados Unidos. El material base de la tortilla, el alimento básico más importante, es cultivado en el sur del país y en la vecina nación de Guatemala desde hace alrededor de 9 000 años. Su significado para la identidad nacional se entiende en contra de las importaciones. “Sin maíz, no hay país,” dice un conocido dicho.
Para Manuel Molano, el ejemplo del maíz muestra la irracionalidad de las políticas agrarias. En vez de permitir el cultivo de maíz de Estados Unidos y que en México se dirija una verdadera industria agrícola, en donde las condiciones naturales son mejores, el país vierte subsidios sobre millones de pequeños campesinos no competitivos. Hay numerosos políticos quienes afirman que a pesar de los crecientes beneficios políticos, sólo algunos campesinos alcanzan la prosperidad y la mayoría son pobres, dice Molano.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI), para quien las numerosas organizaciones masivas de campesinos son una importante base de poder, se resiste a las reformas fundamentales, así como el partido de izquierda Partido de la Revolución Democrática (PRD). El nombre del partido sugiere que la resistencia contra la disolución de los ejidos se legitima, haciendo referencia a la revolución, la cual se idealiza en los libros de historia, después de la independencia, como el segundo renacimiento de la nación
Aunque el PRI y el PRD, por el momento fuertemente representan la mayoría, después de las elecciones del Congreso en julio, considera el secretario de la SAGARPA Mayorga en Davos las oportunidades de realizar profundas reformas no como algo remoto. Bajo la presión de la competencia internacional y del cambio climático se extiende la visión de que los ejidos no tendrían ningún futuro. Él quiere permitir la cuantitativa restricción de la propiedad de la tierra, concepto que viene también de la revolución – esto por las razones estratégicas y por la preocupación de que los fondos de estados asiáticos, como ha sucedido en África o Sudamérica, podrían comprar áreas completas de tierra.
ESPERANZA EN LA TECNOLOGÍA GENÉTICA
Otro medio para fortalecer la agricultura, según Mayorga, es la tecnología genética, cuya aplicación en México está muy atrasada, a diferencia de Argentina, Brasil y Estados Unidos. Sin embargo, él quiere permitir tal tecnología con cautela en el norte del país. Ahí probó ser un éxito el cultivo de un tipo de algodón que necesita poca agua. La diversidad genética en el sur tropical y subtropical, lo cual hace a México uno de los países con la mayor biodiversidad en el mundo, debe ser cuidada en todo caso, dijo Mayorga. No por último, la cocina mexicana, que fue la más reciente en considerarse como patrimonio cultural de la Unesco, se debe en gran parte a esta diversidad natural
La industria agrícola comparte la visión de Mayorga, de una producción extensiva en masa y apoyada en la tecnología genética en el norte del país, y una bioproducción intensiva también vasta, diferenciada y de alto valor agregado en el sur. José Cacho, el director de Minsa, el segundo mayor productor mexicano de harina de maíz, acompañó a Mayorga a Davos. Él confirmó que las compañías agrícolas en los estados sureños como Oaxaca o Chiapas quieren prescindir del uso de tecnologías genéticas.
Aún yace el futuro prometedor en la distante lejanía. A finales de enero llegaron los campesinos de la “Caravana del Hambre” del norte del país al Distrito Federal, para llamar la atención sobre la hambruna y la falta de agua en el país con sus rostros demacrados y los cadáveres de sus vacas. Según los meteorólogos, la sequía seguirá por varios meses más.
LA DIFÍCIL POSICIÓN EN LA COMPETENCIA INTERNACIONAL
La agricultura en México tiene en la competencia internacional una posición difícil. Según el periódico “Reforma” se usan en España en promedio 3.4 y en los Estados Unidos 1.1 tractores por cada cien hectáreas de tierra; en México sólo 0.3. Para el experto agrícola Manuel Molano la escasa mecanización es una razón para la baja productividad. Otras razones son las condiciones naturales, el uso de semillas obsoletas o la propiedad y manera de usar los ejidos (comparar con el texto principal). Sobre una hectárea de tierra se producen en España y en Estados Unidos más de 9 toneladas de maíz y casi 2 toneladas de frijol; en México, sólo 3.3 y 0.7 respectivamente. El valor agregado por cada empleado agrícola es en los Estados Unidos 184 000, en España 54 000, y en México 8000 dólares. Así se aclara el enorme déficit en la industria agrícola. Aunque esto también causa un fuerte aumento de la industria mexicana de la carne, ya que estimula la importación de alimento para ganado. Asimismo, el déficit oculta el hecho de que en el intercambio comercial con los Estados Unidos las exportaciones de frutas y verduras han aumentado considerablemente.