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Aspirar a ser clasemediero

FOTO: MARIO JASSO / CUARTOSCURO.COM

¿Pertenece usted a la clase media? Si respondió que sí, ¿qué lo llevó a considerarlo así? La pregunta no es ociosa porque si bien hay un conjunto de valores entendidos sobre lo que implica ser clasemediero, no hay una definición precisa. A quienes nos gusta usar datos y estadísticas para entender los fenómenos económicos y sociales quisiéramos acotar con más claridad conceptos ambiguos como el de la clase media.

Un ejercicio valioso en este sentido lo hacen Luis de la Calle y Luis Rubio en su libro Clasemedieros (2010). Parten de la idea de que la clase media es un concepto elástico e incluye a personas con niveles de ingreso muy distintos. No es únicamente el ingreso lo que define al grupo, es también un grupo de satisfactores que cambian la calidad de vida de las personas. Esos satisfactores cambian con el tiempo, como lo hacen las aspiraciones que los padres tienen sobre la vida de sus hijos.

Una de las características principales de quienes conforman la clase media es que tienen sus necesidades básicas cubiertas. El ingreso de la familia alcanza para alimentación, vestido y techo. Pero no es suficiente. Esas familias aspiran a más. Y es en esa aspiración donde radica el éxito. Buscan, quizás, unas vacaciones para la familia, un coche, computadoras o dispositivos para conectarse, para trabajar o para aprender. No es únicamente en este tipo de satisfactores tangibles y materiales a los que la clase media aspira. También se buscan y procuran servicios médicos más allá de los indispensables, tal vez incluso la posibilidad de adquirir un seguro de gastos médicos, porque la clase media tiene muy claro que una enfermedad, y los gastos que conlleva, puede ser catastrófica para la riqueza -entendida como los activos acumulados a lo largo del tiempo- de la familia y podría regresarla a una situación de pobreza o precariedad. Estos bienes y servicios, los satisfactores a los que las clases medias aspiran, van cambiando a lo largo del tiempo y con el transcurso de la historia. En Clasemedieros los autores nos recuerdan los señalamientos de Aristóteles que hace más de dos mil años hablaba de las tres comunidades que habitaban en las polis: los muy ricos, los muy pobres y los terceros.

A pesar de que las aspiraciones clasemedieras son cambiantes en el tiempo, hay una que se sostiene: la búsqueda de la mejor educación posible para los hijos. De la Calle y Rubio sostienen en Clasemedieros que “la búsqueda de mejores escuelas es una clara muestra de los valores que animan a este grupo” y añaden que en la medida en que los padres de familia asocian la educación con éxito en la vida van apostando por un progreso sistemático. Es común escuchar cómo los padres que pertenecen a este grupo económico-social buscan dar a sus hijos mejores oportunidades que las que ellos tuvieron.

Que la sociedad por sí misma busque una mejor educación es síntoma de avance y de búsqueda de progreso. Considerando el estadio de desarrollo de un país como México, una sociedad más educada no solo tendrá acceso a mejores empleos, será también una sociedad que cuestione, que participe y que, al buscar estabilidad en las condiciones socioeconómicas de sus familias, será más precisa en sus exigencias.

El Inegi, en su análisis de 2010 Cuantificando a la clase media en México, concluye que 42,4% de los hogares mexicanos pertenecía en ese momento a la clase media y se encontraba principalmente concentrada en los ámbitos urbanos. Ese grupo de hogares contaba con computadora, utilizaba tarjetas de crédito, tenía o buscaba tener casa propia y la cabeza del hogar contaba al menos con educación media superior.

La OCDE define a la clase media de un país como aquellas personas que perciben un ingreso al mes de entre 75% y 200% del promedio de ingreso nacional. Utilizando los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del primer trimestre de este año podemos saber que el ingreso promedio de la población mexicana ocupada es de 7.157 pesos al mes. Hay que agregar que los ingresos de la ENOE comprenden tanto a la población ocupada formal o informalmente y al ser los más recientes consideran ya los efectos del choque de la pandemia. Sin embargo, también hay que considerar que la población usualmente subreporta los ingresos que percibe.

De acuerdo con la definición de la OCDE, en México serían parte de la clase media aquellos que ganen entre 5.367 y 14.314 pesos al mes. En este grupo se encuentra 47% de la población ocupada. Siguiendo con las definiciones de la organización, clase baja sería el grupo con ingresos menores al 75% del promedio y clase alta aquellos con ingresos superiores al 200% del promedio. En estos grupos se encontraría 45% y 7,4% de la población ocupada, respectivamente.

Pronto tendremos los datos de otra encuesta muy importante para entender los patrones de ingreso y de gasto de los hogares, la ENIGH, y con ella sabremos qué porcentaje de la población se encuentra en situación de pobreza considerando en alguna medida el impacto de la pandemia. La política pública debería tener como un objetivo romper la transmisión generacional de la pobreza y lograr su incorporación a la clase media.

Todos los datos disponibles hasta el momento muestran que México es en gran medida un país de clase media. Y eso es una buena noticia. Es un grupo -ambiguo y flexible- que estará continuamente aspirando a más. Sí, sin duda es aspiracional. Qué bueno que lo sea porque en esas aspiraciones radican las bases del progreso.

Publicado en El País

24-06-2021