La brecha salarial de género se define como la diferencia entre la media de ingresos entre hombres y mujeres con relación a la media de ingresos de los hombres.
De acuerdo a datos de la OCDE, es más probable que las mujeres trabajen medio tiempo y están sobrerrepresentadas en ocupaciones y trabajos que son menos remunerados.
Como los beneficios de pensiones se encuentran con frecuencia relacionados con los ingresos, estas diferencias en los perfiles de las carreras entre hombres y mujeres pueden conducir a mayores disparidades de género en los pagos de pensiones.
Además, en vista de su historia laboral, las mujeres mayores pueden no llegar a cumplir con los requerimientos contributivos y son, por lo tanto, más propensas a hacer uso de los pagos de pensiones no contributivos o las garantías para las personas mayores.
Los datos muestran que a lo largo de los países miembros de la OCDE de Europa y en Estados Unidos, los pagos de pensiones a individuos de 65 años o más son 28% más bajos, en promedio, para las mujeres que para los hombres. Las diferencias se exacerban en Alemania, donde la brecha en las pensiones de casi 45%, seguido por Luxemburgo y Países Bajos, mientras que en Estonia la brecha en las pensiones es pequeña.
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