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Competitividad estatal en un entorno global incierto

FOTO: MOISÉS PABLO/CUARTOSCURO.COM

El orden mundial basado en reglas navega aguas inexploradas, donde las amenazas arancelarias marcan la agenda comercial de los países y la Organización Mundial del Comercio (OMC) está por cumplir seis años durmiendo el sueño de los justos al estar paralizado su órgano de apelaciones. El sistema que emergió del acuerdo de Bretton Woods en 1944 experimenta posiblemente la mayor en su historia.

México, como uno de los principales países exportadores a nivel global y el principal socio comercial de Estados Unidos, está particularmente expuesto a estos vaivenes geoeconómicos. Sumado a ello, en el ámbito doméstico, el país vive un momento de cambios institucionales profundos en materia de regulación económica, judicial y, posiblemente, democrática con una economía en desaceleración y crecientes presiones fiscales.

Ante este panorama, los ejes centrales en materia de crecimiento económico del Gobierno Federal son, por un lado, el Plan México como política industrial y, por otro, América del Norte como apuesta de integración regional, a pesar de las turbulencias actuales entre los tres países socios.

Llevar a buen puerto estos objetivos de alto nivel, en medio de los nubarrones externos e internos, demanda que las entidades federativas tomen un papel protagónico en sus destinos. Esto requiere, hasta cierto punto, ir en contra de la tendencia centralizadora que ha permeado en la política nacional desde 2018. Hay elementos claves para la competitividad que son eminentemente responsabilidad del gobierno central como la autorización de nuevas centrales eléctricas, el desarrollo de infraestructura de redes eléctricas y de telecomunicaciones, la gestión aduanal o la expansión de puertos.

No obstante, las acciones que lleven a cabo los gobiernos estatales tienen un impacto directo en su capacidad de las entidades para generar, atraer y retener talento e inversiones. Como cada año, el Índice de Competitividad Estatal (ICE) 2025 del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) mide la competitividad estatal a partir de 53 variables que abordan pilares como innovación y economía, infraestructura, el mercado laboral y el Estado de derecho, entre otros. En medio de la incertidumbre, el índice es una herramienta indispensable que ofrece claridad para los tomadores de decisiones públicos y privados. ¿Cuántos egresados de educación superior hay en una entidad? ¿Cuál es el salario promedio? ¿Cuál es el nivel de informalidad? ¿Cuántos sectores están presentes en la economía? ¿Cuánta inversión extranjera se capta? ¿Cómo se compara la incidencia delictiva entre entidades?

A partir del ICE es posible saber dónde se encuentra una entidad en relación con otras, identificar las áreas de mejora y desarrollar políticas públicas basadas en datos y evidencia. El índice 2025 es, también, una invitación a la cooperación entre entidades para desarrollar iniciativas conjuntas e incrementar sus posibilidades para capitalizar las oportunidades del Plan México. Finalmente, los resultados del índice son un reflejo de las brechas que permean en el país, mientras que los retos del norte y centro están más relacionados con necesidades de infraestructura y talento para agregar valor a las exportaciones, en el sur los retos tienen que ver con la cobertura de necesidades básicas como salud o educación. Un botón de muestra es que en Nuevo León la expectativa de vida es de 77 años, mientras que en Chiapas es de 73 o que la Ciudad de México tiene 11.8 años de escolaridad promedio y Chiapas 7.6. El ICE permite analizar la evolución de las entidades frente a sí mismas y compararlas con sus pares.

México es uno de los países más afectados por la política comercial proteccionista de Estados Unidos. Esa es una realidad ineludible. Sin embargo, existen oportunidades para aprovechar la ventaja relativa que –hasta hoy– tiene el país sobre el resto de los socios de nuestro vecino. El índice ofrece insumos de alto valor para desarrollar estrategias que permitan a estados y regiones hacerlo. La competitividad nacional y estatal no depende tanto de lo que suceda en Washington, sino –en lo fundamental– de las decisiones que se tomen internamente.

Publicado en El Sol de México

22-07-2025