Hay que ser optimistas, dicen por ahí. Hay que insistir en ver el vaso medio lleno, sugieren igualmente. Hay, también, a quien le gusta enfocarse en el vaso medio vacío. Pero al final del día la cantidad de agua que tiene el vaso es una sola, aunque cada uno la interprete de manera distinta.
Así son las discusiones cuando se publican datos económicos; aunque la polarización ha hecho el debate más complicado, intentemos ver los datos como los planteó ayer el Inegi al presentar las cifras oportunas sobre crecimiento del PIB.
El PIB del último trimestre de 2021 decreció 0.1% respecto al de los tres meses previos. A su vez, el PIB del tercer trimestre ya había decrecido frente al segundo, es decir, dos trimestres consecutivos con decrecimiento económico. De los 12 trimestres que lleva la administración del presidente López Obrador, seis han exhibido tasas de crecimiento negativas. De esas seis, una —opino— es completamente resultado de la pandemia, la del segundo trimestre de 2020. Quizás dos si consideramos que la tasa de los primeros tres meses de ese año fue de -0.81%, pero hay que recordar que el cierre de las actividades económicas comenzó a finales de ese trimestre, el 23 de marzo, para ser precisa.
En su comparación anual, el PIB durante 2021 creció 5% respecto a la producción que se tuvo en 2020, año en el que se vivió una caída de 8.4% frente al año previo. Para lograr ubicar al PIB de 2021 en el nivel que tenía en 2019, la economía tendría que haber crecido 9.14%. Para que estuviera al mismo nivel que se tuvo en 2018, el crecimiento tendría que haber sido un poco mayor, de 9.34%.
La economía mexicana está centrada en el sector terciario que representa más de 60% de toda la producción nacional. A finales de 2021, ese sector se contrajo 0.7% respecto al trimestre previo.
Los datos del Inegi muestran que la producción —en términos reales— al cierre de 2021 estuvo en niveles similares a los que tuvo la economía mexicana durante el tercer trimestre de 2016. El PIB del último trimestre de 2021 representó alrededor de 96.25% del PIB al cierre de 2018 y 97% del correspondiente al último trimestre de 2019.
El PIB per cápita —usando datos de población a partir de la ENOE— era al cierre de 2018 de 148 mil 87 pesos. De confirmarse el dato oportuno presentado por el INEGI ayer y siguiendo las estimaciones de crecimiento de la población que rondan el 1% anual, el PIB per cápita a finales de 2021 habría sido cercano a 136 mil 106 pesos. De tal forma, se observaría un decrecimiento del PIB por persona de 8% en ese periodo. En este indicador, nos encontramos en niveles similares a los que se tenían en el segundo trimestre de 2014.
Hablar de contexto, de razones, de explicaciones o incluso de perspectivas hacia adelante nos haría ubicarnos en esas situaciones de ver el vaso medio lleno o medio vacío. Incluso el uso de términos como rebote —que no alude a una definición concreta— parece estar cargado de connotaciones.
Son cifras oportunas, el Inegi publicará las definitivas el 25 de febrero. Mientras tanto, le dejo los datos publicados ayer, así, sin edulcorar. Usted decida si esta es la senda de crecimiento que este país debería de tener. Y también juzgue si a partir de esas cifras el vaso de la economía mexicana está medio lleno o medio vacío.
*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad de la autora y no representan la postura institucional.
Publicado en El Universal.
01-02-2022