Abro la página de internet de un restaurante en la ciudad de Washington D.C. para hacer una reservación y el portal se abre con un aviso de ocasión: se necesitan cocineros y supervisores de cocina; 22 dólares la hora para los primeros y 24 para los segundos. Visito una pizzería que tiene una larga lista de espera al mismo tiempo que muchas mesas vacías. Me acerco a la gerente para preguntar por qué tiene a gente esperando mesa cuando tiene tanto espacio disponible. No era por las mesas, me explicó, simplemente no tenían suficientes cocineros ni meseros que atendieran el lugar.
Pasa lo mismo en muchas ciudades en Estados Unidos. La escasez es notoria en el sector servicios. Faltan conductores de taxis o de Ubers, los restaurantes no logran contratar el equipo suficiente y los hoteles no consiguen la gente necesaria para poder reactivarse. La falta de trabajadores también se da en otros sectores. Las grandes empresas transportistas no logran encontrar conductores capacitados para manejar tráileres a lo largo del país.
Un par de anécdotas no son evidencia, pero los datos ahí están. En Estados Unidos hay alrededor de 8.4 millones de personas desocupadas. Al mismo tiempo, hay cerca de 9.2 millones de puestos de trabajo que están siendo ofrecidos (o demandados deberíamos decir, dado que se da desde el lado de las empresas) y que simplemente no logran ocuparse.
La hipótesis considerada hace unos meses estaba relacionada con los beneficios por desempleo. La lógica económica indicaría que al continuar la recepción de apoyos derivados de la pandemia, los trabajadores tendrían pocos incentivos para regresar al mercado laboral aceptando puestos que habían ocupado antes. Pero esos beneficios terminaron en agosto prácticamente en todos los estados y la situación continúa.
¿Qué puede explicar este desequilibrio? Todavía hay más dudas que respuestas. Algunas hipótesis apuntan a que es solo una cuestión de precios: una vez que los salarios se ajusten ante la escasez el desequilibrio se corregirá. Otras apuntan a temas de salud y seguridad, quizás la gente se está replanteando el regreso en función a su riesgo de covid o a secuelas por haberlo padecido. También se considera que la falta de opciones de cuidado infantil está haciendo más difícil el retorno al mundo laboral en el entorno de la pandemia sin acceso (aún) a vacunación infantil. Otras hipótesis van en el sentido de un cambio más profundo en el mercado laboral. Quizás se está en medio de un proceso de transformación hacia una automatización más veloz y el país se encuentra en ese momento en que no hay coincidencia entre lo que los trabajadores ofrecen y lo que los empleadores demandan.
Se teme, además, que la escasez de trabajadores se acentúe en los siguientes meses y años una vez que se eche a andar el trillonario plan de infraestructura de Biden. Si hoy no se consiguen los meseros suficientes para atender un restaurante, ¿cómo se podrán conseguir los millones de trabajadores de la construcción necesarios?
Mientras se dan estas discusiones hay miles de personas esperando lograr entrar a Estados Unidos buscando un empleo y un futuro. ¿No hay un área de oportunidad ahí? No lo sé, es pregunta.
*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad de la autora y no representan la postura institucional.
Publicado en El Universal.
28-09-2021