Día del Maestro: atender los retos de la docencia para mejorar la educación
Los maestros y maestras juegan un papel clave en el camino para alcanzar la universalidad del acceso y la calidad de la educación para un México más competitivo. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el docente es el insumo educacional que más incide en mejorar la calidad de la educación.
Sin embargo, en México no sólo hay escasez de docentes, sino que quienes eligen esta profesión enfrentan condiciones laborales subóptimas que limitan su crecimiento profesional, su formación y, por ende, su capacidad de ejecutar sus funciones básicas dentro de las aulas para una mejor educación. Además, con la próxima implementación del nuevo plan de estudios en agosto de 2023, habrá un antes y un después respecto al papel que los docentes desempeñarán en las escuelas.
Es por ello que en el marco del Día del Maestro, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) analizó el panorama general de los docentes en México para determinar las necesidades que enfrentan para un mejor desempeño de su labor.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), una verdadera transformación educativa empieza por mejorar las condiciones laborales de los docentes, asegurar una plantilla capaz, e incluirlos en el diálogo sociopolítico. En este sentido, ¿está México encaminado en la dirección correcta?
Una plantilla escasa: ¿hay suficientes maestros por alumno?
En México hay 2 millones 113 mil 16 docentes para 33 millones de estudiantes inscritos desde educación inicial hasta educación superior. Del total de maestros, 57.3% imparte clases de educación básica, 19.9% de educación media superior y 22.9% de educación superior. Además, alrededor de 130 mil docentes dan clases en comunidades indígenas o en telesecundarias.
En los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) cada profesor de primaria atiende en promedio a 15 estudiantes, y los de educación secundaria atienden a 13; en México los maestros de primaria atienden a un promedio de 24 alumnos y los de secundaria a 16. Esto se traduce en una escasez de los docentes necesarios para cubrir de manera eficiente la demanda de alumnos inscritos en el sistema educativo –sobre todo en primaria– y asegurar la atención requerida para garantizar una educación de calidad. Además, se traduce en mayores cargas de trabajo y responsabilidad para los docentes, lo que puede afectar su desempeño.
Jornadas laborales largas y esfuerzos mal premiados
A pesar de su importancia, las y los docentes no son reconocidos debidamente, ni reciben salarios competitivos. El trabajo de los docentes es extenso y no se limita a las actividades que realizan en el aula. Los profesores destinan tiempo a la preparación de las clases impartidas, la evaluación de sus estudiantes, diálogo con los padres de familia, la revisión de actividades, tareas administrativas y capacitaciones, así como al trabajo colaborativo con otros maestros, como son las planeaciones de grado. En promedio, los maestros de secundaria en México destinan mil horas al año a sus labores, mientras que el promedio de los países de la OCDE es de 700 horas.
A pesar de tener jornadas laborales más largas que el promedio de los países que componen la OCDE, la docencia es una de las profesiones menos valoradas. De acuerdo con Compara Carreras, una herramienta digital y gratuita elaborada por el IMCO que analiza el panorama laboral de cada profesión, los docentes ganan en promedio 10 mil 650 pesos mensuales, lo que representa un ingreso 17% menor comparado con el promedio de personas con carrera profesional, que es de 12 mil 96 pesos mensuales. A pesar de ser una profesión predominantemente femenina, por cada 100 pesos que gana un profesor, una maestra gana 83 pesos. Estos ingresos no son proporcionales a la importancia y nivel de injerencia que los docentes tienen en la competitividad de México.
Retos adicionales en puerta: El nuevo plan de estudios
La plantilla de docentes no sólo es insuficiente o enfrenta condiciones laborales complejas, sino que, además, continúa combatiendo las secuelas de la pandemia que se refleja en una pérdida de aprendizajes equivalente a dos años. A estos retos, se sumará la implementación del nuevo plan de estudios que la Secretaría de Educación Pública (SEP) propuso en 2022. A pesar de cancelarse el pilotaje tras una serie de amparos provenientes de la sociedad civil y de las comunidades educativas, el plan de estudios arrancará el próximo agosto, al inicio del ciclo escolar 2023-2024.
Dicho plan propone como elementos centrales una mayor autonomía para las y los docentes, así como la implementación de una nueva técnica de enseñanza llamada co-diseño. Esto significa que cada docente contará con la libertad de ajustar los contenidos curriculares al contexto de su comunidad y diseñar los contenidos que se impartirán.
Aunque estos cambios pueden sonar bien en el papel, las capacitaciones para lograr que sean aplicables han sido insuficientes, por lo que hay incertidumbre respecto a su implementación en las aulas. Hasta la fecha sólo se ha llevado a cabo una única sesión intensiva de capacitación, misma que fue impartida en línea de manera remota y con documentos preliminares. Sin la capacitación y el apoyo suficiente, en la práctica el nuevo plan de estudios podría convertirse en una mayor carga de trabajo para las y los maestros.
Los docentes son una pieza fundamental en la construcción de un mejor sistema educativo, pero continúan enfrentando un panorama escolar complejo para su desempeño efectivo.
No habrá transformación del sistema educativo sin mejoras sustanciales en la plantilla docente y en sus derechos laborales, así como un mayor acompañamiento por parte de las autoridades. La dignificación de la profesión docente es la piedra angular para alcanzar la universalización y la calidad educativa. Esto se logra con salarios dignos, plantillas completas, políticas de promoción horizontal y vertical y con un servicio profesional docente que permita a los docentes crecer. Por ello el IMCO Propone:
- Asegurar un proceso de selección, reclutamiento y desarrollo profesional docente efectivo que garantice una plantilla docente lo suficientemente amplia y de calidad para cubrir la demanda y dar atención de calidad a los estudiantes. Para lograr cobertura y calidad educativa se requiere de docentes suficientes y preparados para desempeñar sus funciones.
- Mejorar las condiciones laborales de los docentes y dignificar su trabajo con sueldos competitivos. No es suficiente que el reconocimiento de los docentes se quede en el discurso, sino que es necesario que su labor sea reconocida con salarios adecuados y con oportunidades de crecimiento profesional. Hasta 2020, el Servicio Profesional Docente ofrecía al magisterio oportunidades de crecimiento profesional, capacitaciones y promociones. Sin embargo, desde su cancelación, no hay claridad sobre los mecanismos a los que los docentes pueden acceder para crecer profesionalmente.
Asegurar una capacitación suficiente y de calidad frente al nuevo plan de estudios. En este momento no existe certeza alrededor de la implementación del nuevo plan de estudios y el papel que se espera del magisterio. Sin embargo, es clave que los docentes, encargados de su aplicación en las aulas, conozcan las herramientas que dicho plan les ofrecerá, así como los contenidos de los nuevos libros de texto. Sólo con una capacitación suficiente, la transición hacia el nuevo plan de estudios y el nuevo papel que se espera de los docentes en las escuelas podrá ser perdurable y efectivo.