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El primer informe de Claudia Sheinbaum

FOTO: MOISÉS PABLO/CUARTOSCURO.COM

El 1 de septiembre era el día del presidente. El brillo del informe se ha ido desgastando con el paso del tiempo y diferentes presidencias. Ya no hay una respuesta al informe, ni debate alguno. La presentación ya no es en la Cámara, sino en donde el presidente o presidenta decida. Los invitados carecen de diversidad y los aplausos están garantizados.

Así fue el primer informe presidencial de Claudia Sheinbaum. La presidenta inició su discurso reconociendo la gestión de su antecesor en la que, conforme a las últimas métricas de pobreza, salieron de esta condición 13 millones de personas durante el sexenio anterior. Acto seguido, habló de desigualdad citando el coeficiente de Gini, que sale, hay que agregar, de la misma encuesta y que fue levantada entre agosto y noviembre del año pasado. Los logros corresponderían a la política salarial —o social como dijo la propia Sheinbaum— de la admnistración de López Obrador, pero las cifras son lo suficientemente poderosas como para apropiarse de ellas en su discurso.

El primer informe de Sheinbaum llegó acompañado de una batería de cifras económicas que buscan dibujar un país en marcha: crecimiento del PIB mayor al estimado originalmente, inflación contenida, un peso relativamente estable y bajas tasas de desempleo. México se presenta como una economía resiliente, con capacidad de atraer inversión extranjera y beneficiarse de ciertas oportunidades. Sin embargo, los detalles importan.

Si bien el crecimiento es positivo, sigue siendo considerablemente bajo. La presidenta señaló un estimado de crecimiento del PIB de 1.2% pero, seguramente fue un error, ese número corresponde a la cifra de crecimiento anual del segundo trimestre del año, porque si se refería a la expectativa de crecimiento ésta ronda 0.6%, de acuerdo con el informe trimestral más reciente de Banco de México. Ha habido mejoras en las expectativas básicamente debido a que las exportaciones han tenido un crecimiento acelerado ya que las empresas estadounidenses desean acumular inventarios antes de la entrada en vigor de los aranceles.

México podrá salir bien librado de toda la batalla arancelaria. Quizás las pausas acordadas van en ese sentido. Hoy, en términos absolutos, México no está mejor que antes de los aranceles de Trump, pero en términos relativos sí está mejor ubicado que otras economías. Habrá que esperar a que el entorno esté más calmado para poder evaluar mejor los logros alcanzados.

No se habló en el informe de la caída en la inversión, en la total, la que se convierte en fábricas o empresas y eventualmente en empleos. Del inicio de la gestión de la presidenta hasta mayo —último dato disponible— la inversión fija bruta ha caído 5.5%.

Tampoco se habló de la imperiosa necesidad que se tiene en el sector energético de la publicación de la regulación secundaria que norme el mercado. Sin ella, por más que se hable de impulso a la inversión en electricidad, gas o petróleo, en renovables o en fósiles, en el marco del Plan México o de cualquier otra cosa, no podrá detonarse el crecimiento que tanta falta le hace al país.

El primer informe de Claudia Sheinbaum mostró cifras que buscan transmitir estabilidad y confianza, pero dejó fuera temas que realmente marcan el rumbo económico: la caída de la inversión y la falta de reglas claras en sectores estratégicos. Sin inversión no hay crecimiento sostenido y sin certeza regulatoria no habrá inversión. El informe inaugura un sexenio; la realidad lo pondrá a prueba.

@ValeriaMoy

Publicado en El Universal

02-09-2025