Opinión

Gas LP, competencia y desarrollo

FOTO: DIEGO SIMÓN SÁNCHEZ /CUARTOSCURO.COM

El problema de fondo en el mercado del gas licuado de petróleo (GLP) en México es la concentración en pocos jugadores debido a las altas barreras de entrada tanto al mercado de GLP como al de distribución de gas natural en centros urbanos. Hace bien el gobierno federal en poner al centro del debate el alza de precios en un país donde el 76% de los hogares utiliza ese bien para sus necesidades domésticas diarias. Sin embargo, la solución de política pública no reside en mayor concentración y menor competencia.

Gas Bienestar y el establecimiento de precios máximos no son medidas que resuelvan el problema de raíz. La solución de largo plazo para tener un mercado de combustibles de uso doméstico competitivo es inyectar competencia económica en el mercado, eliminar obstáculos regulatorios a nivel local y promover el desarrollo de infraestructura para acceder a combustibles sustitutos como el gas natural en los segmentos industrial, comercial y residencial.

El creciente uso de GLP es un reflejo del desarrollo y la consolidación de una clase media cuyo tamaño y peso se suele subestimar. Lo que sigue es promover la competencia en el mercado y la existencia de sustitutos al GLP como lo es el gas natural. La competencia en el mercado y entre mercados tiene como beneficio que los consumidores puedan optar por el producto o servicio al precio y calidad que más convenga a sus necesidades. Existen poblaciones vulnerables que requieren ayuda focalizada; programas específicos podrían mitigar el problema sin distorsionar el mercado.

Independientemente del precio regulado que pague el usuario final, Pemex y las empresas privadas están sujetas a los precios internacionales de GLP. Si Gas Bienestar tiene el mandato de vender cilindros por debajo del costo real, existirá un subsidio que  las finanzas públicas tendrán que absorber. En la medida que la nueva empresa del Estado expanda su presencia geográfica, desplazará a los jugadores existentes, que no recibirán esos subsidios y que por lo tanto no podrán vender por debajo del precio de mercado, provocando así una distorsión aún más profunda. Aún más, Pemex nunca ha sido un administrador eficiente y no hay razón para esperar que lo sea con Gas Bienestar. Cabe preguntarse si la petrolera del Estado mexicano debería distraer recursos escasos en un área que ni le es estratégica, ni le generará retornos.

Finalmente, es necesario promover el uso de gas natural como combustible sustituto en los hogares por ser más limpio, más seguro y más barato que el GLP. Para ello se requieren acciones decididas de política pública para aprovechar la cercanía con el mercado más competitivo del mundo, Texas, para explotar los yacimientos no convencionales existentes en el país y para desarrollar la infraestructura de última milla como tuberías para llegar a los hogares mexicanos. Afirmar que esto no es posible no solo es falso, sino que niega la posibilidad misma del desarrollo.

Transitar de un mercado concentrado en pocas empresas privadas hacia una concentración monopólica en una empresa pública no abona a la competitividad del mercado energético ni del país. Optar por el desarrollo no pasa por repartir cilindros.

Publicado en Animal Político.

15-7-2021