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Índice de Competitividad Estatal, Plan México y desarrollo regional

El  Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) presentó su Índice de Competitividad Estatal (ICE), una herramienta única en México que permite a las entidades medir su desempeño a través de 53 indicadores que capturan información clave sobre cuestiones económicas, de infraestructura, laborales, sociales, entre otros rubros.

El IMCO mide la competitividad como la capacidad de un estado para generar, atraer y retener talento e inversiones. La mejor métrica de éxito del índice es su utilidad para tomadores de decisiones, públicos y privados, en el diseño e implementación de políticas públicas que detonen mayores niveles de desarrollo en el país.

En esta ocasión, la Ciudad de México se posicionó como la entidad más competitiva, seguida de Baja California Sur, Nuevo León y Jalisco. Como se puede observar, en lo general, los estados en las primeras posiciones se ubican en las regiones centro y norte. Desarrollar el sur de México sigue siendo la gran asignatura pendiente en materia de desarrollo regional.

El Gobierno Federal presentó el Plan México en enero de este año como una apuesta de desarrollo económico con metas ambiciosas, de largo aliento, en términos de crecimiento, inversión, innovación, educación y sostenibilidad, entre otras. Un pilar de esta iniciativa es el ángulo regional, con el establecimiento de doce Corredores Económicos del Bienestar, regiones interestatales que comparten ciertas características. El primer Corredor se enfoca precisamente en el sur de México: el Istmo de Tehuantepec.

Por ello, este año el índice incorpora un análisis específico sobre los Corredores Económicos del Bienestar planteados en el marco del Plan México, con el objetivo de identificar las fortalezas y áreas de oportunidad que enfrenta cada región para detonar desarrollo.

El lanzamiento de estos polígonos implica una dimensión regional que exige una lógica distinta de política pública, una de colaboración intraestatal. Para ser exitosos, estos Corredores requieren que, más que competir entre sí, los estados que los conforman colaboren activamente en la planeación, ejecución y seguimiento de estrategias conjuntas. 

A diferencia de Estados federales como Estados Unidos o Alemania, el federalismo mexicano –tradicionalmente disfuncional– no ha privilegiado la cooperación entre entidades. Aunque desde hace décadas existen foros de diálogo y coordinación, como la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO) o la Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Económico (AMSDE), existen pocas instituciones interestatales con el objetivo de abordar problemas conjuntos. Con limitadas excepciones –como la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAME), encargada de coordinar acciones entre los gobiernos estatales y el Gobierno Federal para mejorar la calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México– los ejemplos de cooperación regional efectiva son escasos y esporádicos.

El éxito de los Corredores exige revertir esa tendencia y apostar por mecanismos de colaboración e implementación de estrategias conjuntas. El Plan México tiene la virtud de ofrecer una visión de país, un lenguaje común con objetivos puntuales, compartido por el Gobierno Federal, los gobiernos subnacionales y el sector privado. En este contexto, el ICE ofrece una guía técnica fundamental para la colaboración regional que necesita el Plan México. No es algo menor.

Publicado en Animal Político

13-06-2025