Opinión

La desconfianza en lo público

FOTO: GALO CAÑAS/CUARTOSCURO.COM

Querido lector, piense por un momento en la persona que menos confía e imagine tener que ver todo el tiempo sus fotos. Ahora piense que tiene que elegirla para tomar decisiones importantes sobre su vida y, además, que tendrá que poner en sus manos 3,304 millones de pesos para que esa persona -que le genera desconfianza- realice actividades varias.

Esta situación es muy parecida a la que enfrentan 35.7 millones de mexicanos (68 %) que, de acuerdo con la Encuesta de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2023 del INEGI, sienten desconfianza hacia los partidos políticos. De hecho, estos actores son los que menos confianza generan entre la ciudadanía de una lista de 25 opciones, que incluye instituciones religiosas, medios de comunicación, el Ejército y la Marina. ¿Por qué a pesar de tener un rol tan importante en la vida pública, los partidos siguen generando tanta desconfianza?

No hace falta mencionar el origen de la percepción de la ciudadanía hacia los partidos. Desde frases célebres como “robé, pero robé poquito”, pasando por bailes imitando jaguares, hasta grandes casos de corrupción relacionados con mansiones, la política mexicana -de todos los colores, valga decirlo- ha dado muestras de cinismo y desfachatez que sonrojarían hasta el más descarado.

Sin embargo, la desconfianza ciudadana no es un asunto menor y menos en el contexto de las elecciones más grandes en la historia de México. Primero, porque la desconfianza produce inacción: una ciudadanía apática y desencantada es una que no participa, y eso genera políticas públicas desligadas de la realidad de las personas. Segundo, porque la falta de confianza se relaciona con ausencia de legitimidad y sin esta es difícil generar los consensos necesarios para llevar a cabo, por ejemplo, la reforma fiscal que requieren proyectos de gran alcance como el Sistema Nacional de Cuidados y las modificaciones al sistema pensional.

Cabe mencionar que la falta de confianza no solo recae en los partidos políticos. También, los principales órganos de representación -Cámara de Diputados y Senadores- se encuentran en el final de la tabla. Así entonces, es posible afirmar que en México existe una crisis en la vida pública, una desconfianza en actores que irónicamente deberían ser los que más confianza deberían inspirar porque tienen a su cargo la gestión de recursos públicos, la función de legislar y administración de la economía, entre otros.

¿Qué podrían hacer los partidos políticos para cambiar la percepción de confianza? Además de lo evidente, es decir, no delinquir, se requiere que los gobiernos en todos los niveles mejoren su relación con la ciudadanía. La Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) nos da una pista para esto: más de la mitad de la ciudadanía (52 %) no ha tenido ninguna interacción con el gobierno a través de medios electrónicos y solo 15 % consulta páginas de internet de las autoridades. En este contexto, es necesario que se generen las acciones necesarias para que las personas puedan consultar información, realizar trámites, pagar servicios y registrar quejas a través de medios electrónicos. Y el paso anterior es realizar las acciones para combatir el rezago tecnológico y el analfabetismo digital en nuestro país.

En conclusión, los partidos políticos deben tomarse en serio a los ciudadanos y establecer los canales para estar en contacto con ellos. No solo en las campañas, no solo para justificar su financiamiento público, sino siempre… cuando les convenga más y cuando les convenga menos.

Publicado en Animal Político.

28-03-2024