Las remesas en 2021

FOTO: ISAAC ESQUIVEL /CUARTOSCURO.COM

Mucho se ha hablado de las remesas este par de años. Recuerdo los pronósticos al inicio de la pandemia que hablaban de una caída histórica de más de 17% en el flujo de remesas de Estados Unidos a México. Aunque con la información que se tenía en aquel momento -el famoso ceteris paribus al que tanto recurrimos los economistas- no sonaba tan descabellado pensar que en una crisis del tamaño que se avistaba, las familias tuvieran que recurrir a cortar sus envíos de dinero a México para poder sobrevivir económicamente al choque. Sin embargo, pronto veríamos que las cosas no serían cómo se habían pronosticado.

El primer salto notorio se dio en marzo de 2020, cuando entraron al país más de cuatro mil millones de dólares por esta vía, un incremento de 48% frente a lo recibido en febrero. Cambios así de abruptos son poco frecuentes. Los analistas suponían, tratando de explicar una cifra que a todos sacó de contexto, que pasaría algo similar a lo ocurrido en 2008, cuando en octubre de ese año, en los inicios de la crisis financiera internacional, las remesas aumentaron casi 25% anticipando futuras caídas, terminando el año 3,51% por debajo de lo enviado en 2007 y acentuándose en 2009 cayendo 15,27% frente al año previo.

Pero 2020 estuvo lleno de sorpresas en todos los sentidos. Rápidamente, el Gobierno de Estados Unidos implementó una serie de programas de apoyos a empresas y transferencias directas a trabajadores, para tratar de paliar una crisis que a todas luces sería de empleo. Podemos especular sobre las razones que impulsaron ese crecimiento, pero no perdamos de vista que el crecimiento que se vio en la entrada de remesas a México durante 2020 fue similar al ritmo que había seguido los años anteriores: 12,22% en 2017, 11,18% en 2018, 8,20% en 2019 y 11,43% en 2020, con la salvedad de que fue precisamente un año con caídas económicas históricas para prácticamente todo el mundo.

Aún con el récord en la recepción de remesas que se tuvo en 2020, 2021 lo está dejando atrás. Hay algo en el ritmo que sorprende. Hasta el momento, solo tenemos datos hasta octubre, así que vale la pena analizar el mismo periodo en los últimos años. En 2017, en esos diez meses se recibieron alrededor de 25.700 millones de dólares. El año siguiente hubo un crecimiento de 10,4% en la recepción de remesas y en 2019 se recibieron en esos meses 30.400 millones de dólares. En 2020 crecieron otro 10,4% y alcanzaron 33.560 millones. El crecimiento para los primeros diez meses de este año fue 25,62% rebasando ya los 42.000 millones de dólares recibidos en remesas.

Algunos analistas señalan que este crecimiento no es exclusivo de México y que se observan tendencias similares en la región. El Banco Mundial estima que durante 2021 las remesas habrán aumentado en América Latina y el Caribe 21,6% al cierre del año.

En la explicación del incremento confluirán muchas variables: la rápida recuperación de la economía norteamericana, el cierre tan largo de las fronteras terrestres que hizo que intercambios de efectivo que antes se hacían en persona se tuvieran que hacer a través de intermediaros financieros, un importante flujo de población migrante a Estados Unidos, el rebote más lento que está teniendo la economía mexicana y las grandes diferencias en el ritmo de recuperación regional de este país. Pero hay quien empieza a señalar que quizás haya razones más oscuras atrás de este incremento. Se requerirá hacer análisis más profundos sobre el tema y los datos disponibles quizás nos queden a deber para entender mejor lo qué está pasando.

Las remesas representan ya la principal fuente de divisas hacia México. Utilizando datos hasta el tercer trimestre del año, por exportación de petróleo entraron al país 20.570 millones de dólares, por inversión extranjera 24.800 millones y por remesas 37.340 millones de dólares. No nos sorprenderá terminar el año con una recepción de dólares vía remesas 20% mayor a lo recibido en 2020.

No sé si las remesas serán benditas, como ha dicho el presidente en varias ocasiones, pero lo que es un hecho es que parte de la estabilidad cambiaria -considerando incluso los episodios recientes de volatilidad- se debe a las remesas. Benditas o no ahí están.

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad de la autora y no representan la postura institucional.

Publicado en El País México.

09-12-2021