Opinión

Ola de calor, cambio climático y disponibilidad de agua

FOTO: CAROLINA JIMÉNEZ/CUARTOSCURO.COM

Por: Oscar Ocampo, coordinador de Energía, y Sandra López, investigadora de Medio Ambiente

La ola de calor que padecen más de la mitad de las entidades del país en pleno verano, tradicionalmente la temporada de lluvias en México, es un reflejo del cambio en los patrones climáticos que experimenta el país. El 18 de junio finalizó la tercera ola de calor en México; sin embargo, de acuerdo con la Comisión Nacional de Agua (CONAGUA), las altas temperaturas se mantendrán por dos semanas más, con una cuarta ola en puerta.

Durante la tercera ola, la Ciudad de México experimentó una temperatura máxima de entre 31 y 33 grados centígrados sin lluvias. Además, al menos 22 entidades del país tuvieron temperaturas superiores a los 40 grados -con una sensación térmica de hasta 50 grados-, esto incluye a todo el norte de México.

Esto no es anecdótico. Entre 2000 y 2022, la temperatura media anual pasó de 23.2 a 26.4 grados durante junio, históricamente el mes más caluroso del año. Este año, la ola de calor va de la mano con menos precipitaciones y una menor disponibilidad de agua.

De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional, del 1 de enero al 11 de junio de 2023 se registró 20.1 % menos lluvia en comparación con el promedio histórico. Como resultado, los niveles de almacenamiento en las presas del país se mantienen por debajo de la mitad. Al 12 de junio, el nivel total de almacenamiento de las 210 principales presas (que en conjunto contienen hasta 92% de su capacidad máxima), se ubicó en 55 mil 074 millones de metros cúbicos (Mm3), lo que representa solo 44 % del llenado de su capacidad. Es decir, 126 de 210 presas se encuentran por debajo del 50 % de su capacidad de almacenamiento.

El Sistema Lerma-Cutzamala es uno de los más impactados. Las principales presas (El Bosque, Valle de Bravo y Villa Victoria) que abastecen a la Zona Metropolitana del Valle de México se encuentran con 24 % menos agua de su nivel histórico, es decir, al 34.9 % de su nivel de llenado. La presa El Bosque (Michoacán) presenta un nivel de 35.7 % con 72.28 Mm3; Villa Victoria (Estado de México) de 21.5 % con 39.96 Mm3, y Valle de Bravo (Estado de México) se encuentra en 40.7 % con 160.65 Mm3.

Durante lo que resta de junio se esperan lluvias aisladas (de 0.1 a 5 milímetros) en el norte y centro del país, las regiones más afectadas por las sequías. Estos volúmenes no serán suficientes para compensar la falta de precipitaciones.

El declive en el almacenamiento de las presas no es un hecho aislado. Por ello, las autoridades federales y locales deben considerar el fenómeno climático para la planeación, así como para el diseño e implementación de medidas ante la escasez de agua. La legislación y regulación en materia hídrica debe reflejar esta nueva realidad.

En vísperas de la discusión sobre la Ley General de Aguas, el IMCO elaboró una agenda mínima con propuestas concretas y asequibles para encaminar a México hacia una regulación adecuada para los tiempos actuales que prevea el cambio en los patrones climáticos, promueva una mejor coordinación entre los tres niveles de gobierno, así como actores privados, que contemple la disponibilidad actual del agua para el otorgamiento de concesiones y que garantice presupuestos suficientes para el mantenimiento y expansión de infraestructura y para una vigilancia y monitoreo adecuado.

Los tiempos han cambiado y ya no se puede suponer que el verano será la temporada de lluvias en México en los años por venir. La política pública debe reflejar esta nueva realidad.

Publicado en Animal Político.

22-06-2023