Por: Natalia Campos, coordinadora de Administración Pública, y Daniela Balbino, investigadora de Finanzas Públicas.
El discurso del presidente López Obrador se ha caracterizado por repetir frases para convertirlas en verdad. En algunas ocasiones ha dicho que el bienestar de las mujeres es prioridad de este gobierno. Si consideramos que actualmente existe mayor proporción de beneficiarias mujeres que de hombres en los principales programas sociales, podríamos pensar que el presidente tiene razón. Sin embargo, es importante cuestionar si efectivamente en términos presupuestales existe un compromiso con la igualdad de género. Específicamente, ¿tiene sentido la metodología para asignar recursos a la igualdad entre hombres y mujeres?
Para 2024, el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) proyecta 409 mil 108 millones de pesos para -en teoría- cerrar las brechas de género, 12% más que el año pasado y el monto más alto (en términos reales) desde que existe. Aunque el monto total etiquetado a la igualdad de género (en el Anexo 13) es mayor que en años anteriores, su asignación no prioriza los programas orientados a cerrar las brechas de género como la prevención y atención de violencia contra las mujeres (0.08%) y la salud materna, sexual y reproductiva (0.5%), que tendrán una baja proporción de recursos del monto total.
Entonces, ¿qué se prioriza? Los grandes programas sociales como la Pensión para Adultos Mayores, programa insignia de esta administración. En 2024, tiene asignados 251 mil 774 millones de pesos, lo que equivale a seis de cada 10 pesos destinados a la igualdad entre hombres y mujeres.
Gráfica. Cobertura de los programas sociales por sexo y presupuesto asignado en el Anexo 13 para la igualdad de género:
Las mujeres son beneficiarias en mayor proporción que los hombres en los programas sociales, mismos que tienen mayor destinación de dinero etiquetado como montos para la igualdad de género. Sin embargo, los programas para disminuir brechas de género están desdibujados en este instrumento aun cuando para eso fue creado. En este contexto, es necesario cuestionar la forma en la que se etiquetan los presupuestos destinados a promover la igualdad de género, para que no se vea como una gran bolsa agrandada por la magnitud de los programas sociales.
Es decir, si vemos por ejemplo la Pensión para Adultos Mayores, es un programa etiquetado como una erogación para la igualdad de género, que si bien puede impactar en ciertas brechas, tiene un objetivo más amplio y distinto: el bienestar de la población mayor de 65 años. Es necesario que se genere la discusión sobre la idoneidad de este Anexo.
En el discurso político, las palabras aguantan todo. Sin embargo, alcanzar la igualdad de género requiere estrategias efectivas de política pública, incluyendo priorización presupuestal. Sin presupuesto suficiente, los objetivos públicos son solo buenas intenciones; la igualdad de género no es la excepción.
Publicado en La-Lista.
13-09-2023