- En México, “echarle ganas” no garantiza poder alcanzar nuestros sueños. Existen brechas tan marcadas que incluso el lugar en donde vivimos puede definir nuestro destino.
- Los mexicanos que viven en el sur del país son quienes más sufren de la desigualdad de oportunidades. El sur es la región del país que obtiene los resultados más pobres en materias como salud, educación o ingreso.
- La política fiscal del país no ha logrado una redistribución eficaz del ingreso. México tiene los mismos niveles de desigualdad antes y después de recaudar impuestos.
- El IMCO propone pensar en políticas públicas que, bajo una buena planeación, busquen mejorar el sur del país, sin descuidar el desarrollo ya alcanzado en otras regiones.
En la literatura y la teoría, la desigualdad es entendida como “la condición por la cual las personas tienen un acceso desigual a los recursos de todo tipo, a los servicios y a las posiciones que valora la sociedad”[1]. En México, este problema alcanza niveles alarmantes, a un grado tal que dos mexicanos nacidos en el mismo día y a pocos kilómetros de distancia pueden llegar a tener vidas tan contrastantes que podría parecer que viven en países y mundos completamente distintos.
Imaginemos a Miriam, una mujer mexicana que está por nacer bajo el seno de una familia promedio, y que podría enfrentar condiciones de vida diametralmente distintas dependiendo del estado en donde resida. Una cuestión tan trivial como ésta podría definir, por ejemplo, la probabilidad de que Miriam llegue a cumplir un año de edad, de que su último grado de estudios sea la primaria, o si cuenta con cinco veces más probabilidades de vivir en la pobreza y, además, si llega a vivir tres años menos en comparación con otras entidades[2].
Para entender mejor la desigualdad en México, el presente capítulo analiza tres componentes fundamentales del problema: el ingreso, primer indicio del número de oportunidades que tiene una persona para acceder a recursos; la salud, y la educación, derechos humanos fundamentales para que las personas logren desarrollar habilidades y adquirir conocimientos que les permitan alcanzar un mayor desarrollo social y económico, y en consecuencia, una mejor calidad de vida.
El análisis de la información disponible revela que en México existen realidades distintas que, en su mayoría, afectan de forma persistente a los mexicanos que viven en el sur del territorio nacional.
¿POR QUÉ UNOS SÍ Y OTROS NO?
En ocasiones, en México suele tener eco la idea de que basta con “echarle ganas” para salir adelante, y que quien es pobre, lo es porque elige serlo. La realidad es que la desigualdad de oportunidades y la carencia de políticas públicas que contribuyan a establecer un piso parejo para los ciudadanos, generan un abismo entre unos y otros.
A pesar de ser la decimoquinta economía más grande del mundo[3], en México el origen es destino, por lo que quienes nacieron ricos, difícilmente dejarán de serlo, mientras que los pobres, rara vez podrán ascender en la escala económica.
La movilidad social en el país —definida como el movimiento de las personas de un nivel socioeconómico a otro— es tan baja que siete de cada 10 mexicanos que nacen en pobreza no lograrán superar esa condición a lo largo de su vida, según el Informe de Movilidad Social en México 2019 del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Además, solo el 3% de las personas que nacieron en la base de la escala económica podrán llegar a lo más alto. Por el contrario, el 57% de quienes nacen en los hogares más ricos del país mantendrán dicha condición de riqueza por el resto de su vida[4].
El panorama resulta aún más complicado al comparar la movilidad social entre las distintas regiones de México. El mismo informe del CEEY señala que en el norte del país 25 de cada 100 personas que nacieron en la parte más baja de la escala económica permanecen en el mismo estrato, mientras que en el sur esa cifra se eleva a 67[5].
A nivel global, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) revela que, en países emergentes como México, a un niño de una familia pobre le tomaría más de seis generaciones alcanzar un nivel medio de ingresos[6]. En el caso de México este periodo podría aumentar, ya que nuestro país “parece tener relativamente menos movilidad que otros países de América Latina o economías emergentes”[7].
La OCDE destaca que factores como los altos niveles de pobreza, la informalidad, la baja participación de las mujeres en el mercado laboral, la pobre calidad escolar y la exclusión financiera, influyen en la baja movilidad social del país.
Para lograr capturar de mejor manera las distintas realidades dentro de un mismo país, el análisis estadístico de este capítulo agrupó las entidades del país para formar regiones que faciliten las comparaciones. El Mapa 1 muestra las zonas que serán utilizadas a lo largo del texto[8].
Mapa 1. México dividido en regiones geográficas para el análisis de oportunidades
Fuente: Elaborado por el IMCO, 2019.
EL INGRESO NO LO ES TODO, PERO CUENTA
A nivel internacional, el ingreso es el indicador más utilizado para analizar la desigualdad porque permite observar la distribución de la riqueza como una aproximación para medir el acceso a servicios y oportunidades. Aunque hay otros factores detrás de este fenómeno, el nivel de ingresos es un elemento que influye y no puede ser ignorado.
En México, una persona está en situación de pobreza cuando tiene al menos una carencia social en los indicadores de rezago: educativo, acceso a servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación; y al mismo tiempo, su ingreso es insuficiente para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias[9].
La desigualdad de ingreso es particularmente amplia en el sur del país, en donde seis de cada 10 habitantes están en situación de pobreza. Esto es el doble de lo que presenta la región del norte, tal y como lo muestra la Gráfica 1, donde los estados con mayor (Chiapas) y menor (Nuevo León) porcentaje de pobreza pertenecen a las regiones mencionadas. Es claro que la brecha ha crecido en los últimos años.
Grafica 1. Evolución de la pobreza nacional y en entidades federativas
Fuente: Elaborado por el IMCO con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Uno de los factores que puede explicar la situación de pobreza es el ambiente económico de cada región: la economía del sur produce poco en los sectores en crecimiento y, además, es poco diversificada. Esto va de la mano con que el PIB per cápita es tres veces menor que en la capital del país, y su crecimiento promedio es el menor de todas las zonas analizadas.
Tabla 1. Indicadores económicos por región geográfica
Región | PIB per cápita (Pesos por persona) | PIB en sectores de alto crecimiento (Millones de pesos a precios de 2013) | Crecimiento del PIB (Promedio de la tasa de crecimiento real de los últimos 3 años) | Diversificación económica (Número de sectores) | Pobreza (Porcentaje de la población) |
Norte | $170,318 | 47 | 3.4% | 770 | 30% |
CDMX | $361,944 | 60 | 3.6% | 909 | 28% |
Centro | $138,085 | 46 | 4.5% | 767 | 41% |
Sur | $106,588 | 36 | 1.4% | 725 | 55% |
Fuente: Elaborado por el IMCO con datos del Índice de Competitividad Estatal 2018, con información de 2016.
Otro elemento que puede explicar la desigualdad en los ingresos tiene que ver con la estructura del sistema tributario, el cual no está diseñado para reducir las brechas entre ricos y pobres[10]. Si bien, la recaudación de impuestos suele ser utilizada como una estrategia para redistribuir parte del ingreso de los que más tienen entre los más desfavorecidos, México después de pagar impuestos es un país tan desigual que antes.
De acuerdo con el coeficiente de Gini —un índice que va del cero al uno, donde el cero es la perfecta igualdad de ingresos y uno la perfecta desigualdad— México es el segundo país más desigual de la OCDE, lugar que mantiene incluso después de pagar impuestos y transferencias[11].
Al tomar en cuenta la información de 36 países, la desigualdad después de impuestos y transferencias cae alrededor de 0.16 puntos (de 0.48 a 0.32), en nuestro país el Gini prácticamente no cambia (pasa de 0.48 a 0.46)[12]. Esto indica que el efecto redistributivo de los ingresos en México, a través de los impuestos, es mínimo. Por ello, es necesario crear políticas que reduzcan la desigualdad más allá de las contribuciones. (Ver capítulo Cobrar impuestos para reducir la desigualdad: el rompecabezas de la política fiscal).
A pesar de que el nivel de ingresos es un indicador relevante para explicar la desigualdad, no es el único ámbito que debe ser considerado. Por ello, es necesario analizar otros aspectos que conviven día a día con los ciudadanos y que obstaculizan su desarrollo personal y profesional, lo que a su vez frena el crecimiento del país.
DIME DÓNDE NACISTE Y TE DIRÉ CUÁNTO PODRÁS VIVIR
Uno de los indicadores sociodemográficos de mayor relevancia es la esperanza de vida, el cual indica cuántos años en promedio vivirá una persona nacida en cierto lugar. La esperanza de vida, que toma en cuenta el riesgo de mortalidad de la zona, muestra algo que todos sabemos: en nuestro país existen realidades muy distintas donde el riesgo de muerte anticipada por falta de salud o por inseguridad varía considerablemente.
El simple hecho de nacer y vivir en una entidad u otra, para los mexicanos significa que su tiempo de vida puede variar cerca de cuatro años (Gráfica 2). Es decir, mientras que los habitantes de estados del sur como Chiapas y Guerrero tienen una esperanza de vida promedio de 73 años, la población de la Ciudad de México vive en promedio hasta 76 años y en Nuevo León casi hasta 77.
Grafica 2. Esperanza de vida por entidad federativa
Fuente: Elaborado por el IMCO con datos del Consejo Nacional de Población (Conapo).
La diferencia en el tiempo de vida entre habitantes del mismo país responde a diversos factores como el acceso a instituciones de salud (públicas o privadas), educación, tasa de homicidios y diversas condiciones sociales. La Gráfica 3 muestra que la región sur del país presenta el menor porcentaje de acceso a salud desde 2005 y cada vez queda más rezagada. Por el contrario, en el norte y la Ciudad de México, la proporción de personas que cuentan con este servicio es casi el doble.
Gráfica 3. Porcentaje de la Población Económicamente Activa (PEA) que tiene acceso a instituciones de salud por región geográfica
Fuente: Elaborado por el IMCO con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (tercer trimestre de 2016) del Inegi.
Esta situación es igual al tomar en cuenta distintas tasas de mortalidad, en donde el sur es la región con los resultados menos favorables. Al comparar distintas causas de muerte entre las regiones del país (Gráfica 4), los datos revelan que la mortalidad infantil, la mortalidad por diabetes y enfermedades del corazón y la mortalidad infantil por enfermedades respiratorias, son más altas en el sur que en las zonas centro y norte del país. Solo en el caso de suicidios, la tasa de mortalidad es menor en el sur que en las otras regiones.
En el caso de la mortalidad infantil por enfermedades respiratorias, la tasa promedio es el doble en el sur que en el norte y centro. No obstante, más allá de los promedios, la información también demuestra que hay estados del sur con casi 20 veces más mortalidad por esta causa que en el centro o en el norte. Las brechas y los riesgos son enormes.
Gráfica 4. Distintas causas de muerte en México por zona geográfica
Fuente: Elaborado por el IMCO con datos de Registros administrativos y del SNIEG, 2016 del Inegi.
La desigualdad también es clara en infraestructura y en personal de los servicios de salud. Aunque en indicadores como el número de médicos y enfermeras, médicos con especialidad y camas de hospital, los promedios por cada mil habitantes son similares entre las zonas norte, centro y sur del país, el contraste es claro al comparar las regiones con la Ciudad de México (Gráfica 5).
La evidencia muestra una marcada concentración de los recursos de salud en la capital del país, la cual cuenta con más del doble de capital humano e infraestructura que cualquier región de México. Por ejemplo, tiene 1.8 camas de hospital por cada mil habitantes, mientras que los demás estados tienen en promedio 0.7. Sin embargo, a pesar de los aparentes buenos resultados de la Ciudad de México a nivel nacional, aún está muy por debajo de economías como Alemania que cuenta con 8.3 camas de hospital por cada mil personas o el Reino Unido, con 2.8[13]. Es decir, ni la entidad más favorecida en el país en este rubro alcanza estándares de naciones con mejores sistemas de salud.
Gráfica 5. Infraestructura y personal médico por zona geográfica
Fuente: Elaborado por el IMCO con datos del Sistema Nacional de Información en Salud (Sinais) y Boletines de Información Estadística, 2016.
Esto repercute de manera directa en la calidad de vida y en el ejercicio del derecho al acceso a los servicios de salud de los ciudadanos, quienes también se ven afectados por factores como los largos tiempos de espera, que pueden llegar hasta a una hora y media, o el resultado de la atención que varía según la institución en donde son atendidos[14].
Para combatir la desigualdad en este tema y tener una sociedad más sana, es necesario que el Gobierno federal garantice el acceso a la salud a todos los mexicanos. Esto implica incrementar el gasto público que el país realiza en este rubro, que en 2017 representó el 2.8% del PIB y es el más bajo entre los países de la OCDE[15]. (Ver capítulo Salud para todos: ¿qué tan lejos está México de lograrlo?).
MÁS EDUCACIÓN, ¿MENOS DESIGUALDAD?
Uno de los elementos más importantes y efectivos para el progreso de los países es la educación. Este derecho les proporciona a las niñas y niños las herramientas y habilidades esenciales para enriquecer sus vidas y desarrollarse como adultos dentro de la sociedad.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) considera que la educación es la mejor inversión para alcanzar un futuro sostenible, y en México, la Constitución señala en su artículo tercero que todos tenemos el derecho a recibirla. Sin embargo, aunque el Estado ha redoblado esfuerzos por ampliar la cobertura educativa en el país, el acceso no ha llegado a todos los sectores de la sociedad ni a todos los rincones del país, por lo que los beneficios de más educación han estado concentrados en determinados grupos.
Así lo reflejan, una vez más, las diferencias de cobertura y calidad de la educación que prevalecen entre las distintas zonas del país. En donde el sur nuevamente obtiene los peores resultados. Los contrastes son aún más visibles al agregar a la Ciudad de México como un elemento adicional de comparación.
La Tabla 2 muestra que la proporción de población analfabeta es seis veces mayor en el sur que en la Ciudad de México y más de tres veces que en el norte. Al hablar de calidad, la situación es similar: el rendimiento es menor en el sur tanto a nivel escuela como a nivel alumno. Además, la población de la región sur cuenta en promedio con dos años menos de escolaridad que los residentes de la capital del país y con uno menos que los ciudadanos que habitan en el norte. (Ver capítulo Los que aprenden y los que no: brechas escolares, desigualdad social y políticas educativas).
Tabla 2. Indicadores de desempeño educativo por región geográfica
Analfabetismo (porcentaje de la población que no sabe leer ni escribir) | Escolaridad (Años promedio) | Escuelas de calidad (Porcentaje con nivel excelente y bueno) | Rendimiento académico (Porcentaje de alumnos en nivel bueno o excelente en matemáticas) | |
Norte | 2.47% | 9.61 | 21.48% | 15.75% |
CDMX | 1.20% | 11.02 | 34.43% | 24.38% |
Centro | 4.08% | 9.22 | 23.13% | 17.54% |
Sur | 7.62% | 8.66 | 18.56% | 14.90% |
Fuente: Elaborado por el IMCO con datos del Índice de Competitividad Estatal 2018 e información de Planea 2016.
CONCLUSIÓN
El presente capítulo ha expuesto distintas razones que demuestran que en México no basta con “echarle ganas” para salir adelante ya que existen diversos factores que perpetúan la desigualdad en el país. Primordialmente, el lugar y las condiciones de nacimiento juegan un papel fundamental en la calidad de vida y expectativas a futuro de los ciudadanos. En México, origen es destino.
Con base en la información recabada, es posible confirmar que los habitantes del sur del país presentan el panorama menos favorable en la búsqueda de disminuir la desigualdad ya que presentan diferencias marcadas con otras regiones del país.
En los próximos capítulos del Índice de Competitividad Internacional 2019 se desglosarán aspectos específicos para conocer las causas y consecuencias de la desigualdad: cómo afecta a los ciudadanos y cómo se puede revertir este fenómeno a través de propuestas de política pública dirigidas a actores de los sectores público y privado que sirvan como guía a la hora de tomar decisiones para el bienestar de todos los mexicanos.
IMCO PROPONE
Para que las políticas públicas que buscan combatir la desigualdad sean efectivas, es importante planear cuidadosamente, pensar en los incentivos generados por las políticas y plantear una medición del impacto de su implementación. En ese sentido, el IMCO propone las siguientes acciones:
- Invertir en infraestructura que permita atraer talento a zonas de bajo desarrollo y que estas cuenten con los servicios básicos o con condiciones mínimas necesarias para la conectividad y desarrollo, no solo de la industria sino de su población.
- Priorizar la mejora educativa como herramienta fundamental para el desarrollo de capital humano en regiones de bajo desempeño académico.
- Invertir en tecnologías para acercar la medicina de calidad a zonas rurales y remotas.
- Diseñar mecanismos de evaluación, retroalimentación y transparencia de los resultados de las políticas implementadas para garantizar su adecuado desempeño e idoneidad.
- Conservar y fortalecer los mecanismos de evaluación implementados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
[1] Eduardo López-Aranguren, Problemas sociales: desigualdad, pobreza, exclusión social (Madrid: Biblioteca Nueva, 2005), 61.
[2] IMCO, Índice de Competitividad Estatal 2018. Base de datos, https://imco.org.mx/indices/el-estado-los-estados-y-la-gente/ (Consultado el 22/06/2019).
[3] Banco Mundial. GDP ranking, 2017, https://databank.worldbank.org/data/download/GDP.pdf (Consultado el 24/06/2019).
[4] Centro de Estudios Espinosa Yglesias, Informe de Movilidad Social en México 2019 (Ciudad de México: CEEY Editorial, 2019), 18, https://ceey.org.mx/wp-content/uploads/2019/05/Informe-Movilidad-Social-en-M%C3%A9xico-2019..pdf (Consultado el 22/06/2019).
[5] Ibíd, 18–20.
[6] OCDE, A Broken Social Elevator? How to Promote Social Mobility (París: OECD Publishing, 2018), 16, https://read.oecd-ilibrary.org/social-issues-migration-health/broken-elevator-how-to-promote-social-mobility_9789264301085-en#page4 (Consultado el 10/06/2019).
[7] Ibíd.
[8] Las regiones se agrupan de la siguiente forma: Norte: Baja California, Baja California Sur, Coahuila, Chihuahua, Durango, Nuevo León, Sonora, Sinaloa, San Luis Potosí, Tamaulipas, Zacatecas; Centro: Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Querétaro, Estado de México (la Ciudad de México se encuentra agrupada en esta región en los casos donde no es analizada por separado); CDMX: Ciudad de México; Sur: Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Tlaxcala, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz, Yucatán.
[9] Medición de la pobreza, “Glosario”, Coneval, https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/Glosario.aspx
[10] Gerardo Esquivel, Desigualdad extrema en México (Ciudad de México: Oxfam, 2015), página 22-25, https://www.oxfammexico.org/sites/default/files/desigualdadextrema_informe.pdf (Consultado el 22/06/2019).
[11] OCDE,Estudios Económicos de la OCDE: México, 2017 ( OCDE 2017, 2017), 22, https://www.oecd.org/eco/surveys/mexico-2017-OECD-Estudios-economicos-de-la-ocde-vision-general.pdf (Consultado el 18/06/2019).
[12] Max Roser y Esteban Ortiz-Ospina, “Income Inequality”, Our World in Data, (2016), https://ourworldindata.org/income-inequality (Consultado el 18/06/2019).
[13] Datos del Banco Mundial, “Camas hospitalarias”, Banco Mundial, https://datos.bancomundial.org/indicador/SH.MED.BEDS.ZS?most_recent_value_desc=true&view=chart
[14]INSP, Ensanut MC 2016 (Ciudad de México: Secretaría de Salud, 2016), Página 60, https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/209093/ENSANUT.pdf (Consultado el 22/06/2019).
[15] Health Statistics, “Health Expenditure”, OCDE, estadísticas, https://stats.oecd.org/index.aspx?DataSetCode=HEALTH_STAT