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Receta para enfermar en México

FOTO: CAROLINA JIMÉNEZ/CUARTOSCURO.COM

Siga cuidadosamente la siguiente receta, propia del sistema de salud mexicano, para experimentar lo que debería ser una atención médica de emergencia. Tome a un paciente que sufre un infarto cerebral. Llévelo de inmediato a las instalaciones de su  seguridad social, preferentemente en un día feriado, para añadirle 24 horas de espera antes de recibir atención. En urgencias no encontrará suficiente personal y, mientras tanto, lo mantendrán canalizado únicamente a un suero, sin diagnóstico claro.

Déjelo reposar. Al segundo día, ya con dificultad para hablar, leer o escribir, incorpore la atención de un especialista medianamente amable. Tras una semana de cuidados básicos, retire al paciente del hospital con algunas secuelas y una montaña de trámites pendientes.

Espere unos meses para que la rehabilitación avance, no gracias al sistema de salud, sino a un gasto de bolsillo. Agregue la noticia que se requiere cirugía, pero deje fermentar en lista de espera. No olvide que la tecnología médica no está disponible en todos los estados. No importa la urgencia, hay que esperar.

Pasados once meses de espera, sazone con un traslado obligatorio a Monterrey, porque si vive en algún estado del norte, como Durango, es la clínica que le corresponde. Ingrese al paciente al hospital unos días antes de la cirugía, acompañado por un familiar. Anticipe noches en vela para el cuidador, en el piso, sin espacio digno ni cobijas permitidas. Añada la instrucción de volver a casa al día siguiente de la operación, tomando un autobús de 8 horas con el paciente. Y, si todo sale bien, complete la receta con viajes periódicos a la ciudad foránea para revisiones médicas.

Sirva con cuidado. Añada nuevas visitas al médico familiar, largas filas en farmacia y la incertidumbre de si el medicamento estará disponible o si habrá que esperar otros tres meses para conseguirlo.

Nada me gustaría más que se tratara de un cuento, pero es la historia de mi padre que me permitió acompañarlo, y ahora, narrar en este espacio. Un recorrido largo y agotador en la salud pública mexicana.

En México, los infartos cerebrovasculares están entre las principales causas de muerte, responsables de más de 34 mil fallecimientos al añoEn un contexto donde 34 % de la población no tiene acceso a servicios de salud (públicos o privados), los retos del sistema son grandes y estructurales. En México hay apenas 1.7 camas de hospital por cada mil habitantes y 2.5 médicos especialistas por cada mil personas. Ese déficit explica, en buena medida, por qué un paciente como mi papá tuvo que esperar un año para ser operado por un cardiólogo especialista.

Pero hay realidades que los números no logran capturar. Los familiares que acompañan día y noche a sus enfermos reciben, en el mejor de los casos, una silla de plástico. Los traslados de cientos de kilómetros para acceder a un hospital con equipo adecuado. El desgaste emocional y económico que se acumula en cada trámite, cada espera, cada incertidumbre.

Si queremos que esta receta deje de ser la norma y que acceder al sistema de salud se convierta en una experiencia digna, necesitamos repensar el sistema de salud. Un sistema con una mejor gestión, con el paciente al centro, y con un presupuesto acorde a la magnitud del reto. No existen respuestas fáciles, pero sí hay deudas pendientes que no podemos seguir ignorando. De lo contrario, la falta de atención médica también se convertirá en un obstáculo para la competitividad del país.

@_PaolaVm_

Publicado en Animal Político

28-08-2025