El jaloneo por los recursos públicos apenas comienza. Se pidió “comprensión y solidaridad” como una advertencia para lo que viene.

Desconfiar de la aportación de la sociedad civil equivale a despreciar la democracia. En buena medida, México ha cambiado gracias a las exigencias y propuestas de la sociedad civil. No obstante, no es ninguna novedad que los gobiernos, pasados o en funciones, pretenden hacer frente a problemas como la inseguridad, la corrupción y la impunidad sin incluir la participación de los ciudadanos.

Ojalá esta maroma legislativa se traduzca en un beneficio a la población. Lo que queda pendiente es vigilar y monitorear las compras de emergencia.

Incidir en cuánto se recibe y cómo gastan los estados y municipios del país es el primer eslabón para alinear los intereses de los ciudadanos con los de su Gobierno.

El anuncio de reforma de pensiones está en el camino correcto, pero falta lo más importante: conocer y cuidar la letra chiquita.

La gobernanza persiste como el talón de Aquiles de las entidades.

México necesita reglas efectivas para lograr que las contrataciones públicas del Gobierno sean íntegras y más competitivas.