Opinión

100 años son demasiados para lograr paridad

Cuando tenía 12 años escuché a alguien contar lo que le pasó a Rita, una compañera de trabajo de mi tío. Su historia trataba acerca de cómo su matrimonio había “fracasado” porque durante la mayoría de los años que tuvo pareja ganó más ingresos que su esposo y eso era algo que “casi siempre generaba problemas”.

En ese momento mi mente no dimensionó lo que significaba aquella plática. Por muchos años pensé que lo correcto era que si quería tener un matrimonio, noviazgo o relación feliz, él debía ser más exitoso, ganar más y tener mayor reconocimiento profesional que yo. ¡Una barbaridad! Ahora, 15 años después, me incomoda pensar en cómo interioricé esa idea cuando era una adolescente.

Al igual que los hombres, las mujeres tenemos la misma ambición de ser exitosas en el ámbito profesional –si así lo queremos y decidimos–, y alcanzar la autonomía económica para lograr el control total de nuestras decisiones y vidas. Sin embargo, existen retos pendientes.

Hace poco, la consultora McKinsey & Company dio a conocer en el estudio Women Matter México 2022 que tomará 100 años alcanzar una representación paritaria entre hombres y mujeres en los niveles senior de las empresas en México. Es decir, para 2122 probablemente tus hijas o las hijas de tus hijas ya podrían leer una columna festejando que alcanzamos la paridad en los puestos de mayor jerarquía en las empresas.

Los datos que recabaron de 120 empresas muestran que, aunque las mujeres representamos 40% del total de los puestos en los niveles de entrada, la representación disminuye cuanto más alto es el puesto. Aún en las vicepresidencias las mujeres conforman 21% del total, pero en las direcciones generales representan solo 10%. ¿Cómo se relacionan estos datos con la historia de Rita?

Las mujeres enfrentan la falta de oportunidades equitativas para entrar, permanecer y crecer en la economía. Uno de los primeros cambios en su participación se relaciona con su estado civil. Además, el mercado laboral penaliza a una mujer cuando tiene a su primer hijo, pues dada la carga del trabajo no remunerado, así como la persistencia de los roles de género, tienen menos tiempo para ofrecer a una actividad productiva como trabajar, lo cual les impedirá crecer al mismo ritmo que su pareja, trabajar jornadas completas y tener mayores ingresos.

Rita, contrario a este pronóstico, logró mantenerse en el mercado laboral aún con dos niños pequeños y casada. Además, alcanzó un mayor puesto jerárquico en su empresa con mejor salario y autonomía económica. El final de su relación pudo deberse a mil y un razones, pero desafortunadamente la lectura de porqué concluyó su matrimonio -según esa plática que escuché hace tiempo- empata con lo que también encontró McKinsey: más de la mitad de los mexicanos considera que si una mujer gana más que su esposo, es seguro que habrá problemas.

La historia de Rita podría ser el ejemplo de cómo rompió con ideologías sociales. Mujeres y hombres debemos tener las mismas oportunidades de crecer en la economía si así lo queremos. Para ello, es necesario que el mercado laboral ofrezca mejores condiciones de empleo, incluyentes y equitativas, de tal forma que no tengamos que esperar hasta 2122 para alcanzar la paridad.

Publicado en La-Lista.

20-04-2022