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A mi yo del pasado

Al igual que a muchas mujeres el 8 de marzo me ha abierto los ojos y me ha hecho cuestionar mis creencias, pensamientos y actitudes. Hoy marcho con ellas y por ellas porque me indigna ver que la violencia hacia las mujeres no frena. Gracias a este movimiento de mujeres valientes sigo cuestionándome, aprendiendo y creciendo todos los días.

Soy, como dice el área de Mujer en la Economía del IMCO, una mujer mexicana “promedio” en el mercado laboral. Casi cumplo 40 (casi, me falta un año), tengo dos hijas (Luisa y Leonora), un trabajo remunerado y dedico muchas a tareas del hogar, pero esa es otra historia. Aunque comparto estas características sociodemográficas con más de 5 millones de mujeres en México, reconozco el privilegio de contar con un horario flexible y un trabajo que me apasiona: soy la directora de comunicación en el IMCO.

El año pasado, en el IMCO hicimos una serie de entrevistas para visibilizar las barreras que enfrentan las mujeres al trabajar en México. Eso fue un parteaguas en mi carrera profesional. Desde aquí, me gustaría compartir algunas reflexiones profesionales sobre lo que le diría a la mujer joven de mi pasado:

Estudia y dedícate a lo que quieras. ¡Se vale soñar! Por favor, sueña en grande y nunca dejes de hacerlo.

No te intimides. Muchas veces, al entrar en una junta de hombres, te conviertes en la “niña”, la más chiquita. No lo eres, es la idea que ellos tienen de ti. No dejes que la opinión de las demás personas te defina.

Defiéndete. Muchas veces ellos repitieron mis ideas o propuestas y las hicieron suyas. Tristemente no conocía, hasta hace algunos años, el término mansplaining. Por favor, no te quedes callada, nuestra voz vale, tu voz y tus ideas valen. Está en ti, está en nosotras que la gente nos escuche.

Hay límites, pon límites. Aprende a decir que no, a veces es necesario ser  “egoísta” con tu tiempo.

Trabaja por tus sueños. Es la única manera de avanzar.

Evita sentir culpa. A veces la regamos y está bien, así aprendemos. Hay que responsabilizarnos, aprender, hacer mejor las cosas y a lo que sigue, no quedarnos ahí. Hay que trabajar desde joven el sentimiento de culpa, porque la culpa no acaba, aumenta.

Las mujeres a mi alrededor son jefas de su propio tiempo y buscan tener un equilibrio, por lo que quise buscar ese balance, pero nunca lo he tenido y siempre había sentido culpa. Me cambió la vida escuchar decir a Valeria Moy, directora del IMCO y a Saskia Niño de Rivera, directora de Reinserta, que con hijos y un trabajo que amas, no existe el equilibrio. Me sentí tan identificada con esas palabras y lo más poderoso fue que encontré a mujeres que piensan como yo.

La última reflexión es: busca y platica con mujeres que admires. Pregúntales, sin miedo: qué quieres, qué buscas, cuánto ganas, qué es lo que más te gusta de este camino. Pregunta todo, no estás sola y no eres la única que lo está pensando o viviendo, hay miles de mujeres como tú, búscalas, habla con ellas y genera una comunidad.

Hay estudios que demuestran que tener modelos a seguir genera beneficio al romper sesgos de género, barreras institucionales y estereotipos negativos hacia las mujeres. Ahora me toca abrirle camino a las mujeres jóvenes que necesitan un consejo, quiero inspirarlas, impulsarlas a soñar en grande. No quiero que ninguna mujer pase décadas sin encontrar a sus modelos a seguir.

Hoy me toca ser esa persona y estoy verdaderamente agradecida por ello. Mi equipo me inspira a ser mejor todos los días. Gracias a todas las mujeres con las que he compartido caminos, sueños, experiencias y he creado comunidad. Ustedes son mi modelo a seguir.

Publicado en La-Lista.

08-03-2023