Es común escuchar que las mujeres son más propensas a estudiar carreras relacionadas con habilidades blandas, como el trabajo en equipo y la proactividad. Por su parte, los hombres suelen inclinarse hacia licenciaturas que desarrollan habilidades duras, vinculadas con el conocimiento técnico, el pensamiento matemático y las herramientas tecnológicas. Aunque nunca me ha gustado esa división, es una realidad.
Las mujeres y los hombres no eligen las mismas carreras. Apenas tres de cada diez profesionistas STEM en México son mujeres. Las carreras STEM son aquellas relacionadas con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, y ofrecen mejores oportunidades económicas debido a su alta demanda por el mercado laboral. Por ejemplo, las profesionistas STEM perciben un ingreso 24% mayor que otras profesionistas, y enfrentan una menor brecha salarial de género.
Las brechas de género en carreras STEM empiezan desde la infancia y se profundizan hasta el mercado laboral. Los datos de la SEP muestran que, en primaria, las niñas obtienen ligeramente mejor puntaje en matemáticas que los niños. Tendencia que se revierte en secundaria y se agudiza en el bachillerato. Esto hace que, al momento de llegar a la educación superior, las mujeres no hayan desarrollado las mismas habilidades o intereses que los hombres. Lejos de la creencia que las mujeres no son buenas en matemáticas.
En México, la matrícula de mujeres en carreras STEM debe duplicarse para igualar la de los hombres. Lo preocupante es que no se observan señales de cambio a pesar de los beneficios económicos y la demanda del sector productivo. Las mujeres no están diversificando su elección de carrera. Siguen optando por las mismas áreas tradicionales que hace diez años. En específico, en el último ciclo escolar, las licenciaturas con mayor porcentaje de mujeres de nuevo ingreso fueron formación docente, trabajo social, diseño y pedagogía, según Compara Carreras 2024 del IMCO.
En el caso de los hombres, la situación empieza a cambiar. Ahora, los jóvenes eligen ingenierías como industrial, mecánica o electrónica, carreras que no eran populares entre ellos hace una década. Las carreras con mayor porcentaje de hombres de nuevo ingreso incluyen, otra vez, ingenierías, pero también ciencias computacionales, desarrollo de software y tecnologías de la información. Todas, carreras STEM.
Entre las principales barreras para aumentar la presencia de mujeres en carreras STEM se encuentran los estereotipos y normas de género. Estos no solo desincentivan el interés de las jóvenes, sino que influyen en su toma de decisiones al considerar la carga de labores del hogar y de cuidados que podrían asumir o ver intensificada en el futuro.
Es necesario integrar una perspectiva de género a la orientación vocacional desde secundaria para eliminar el estigma que las carreras STEM son para hombres y permitir a las mujeres tomar decisiones informadas. En sectores como el automotriz, mucho ha cambiado, ya que algunas funciones operativas fueron automatizadas y la fuerza física ya no es una limitante para la participación de las mujeres.
Para lograrlo, también es crucial visibilizar modelos de mujeres a seguir en estas disciplinas, como Katya Echazarreta, primera mujer mexicana en ir al espacio, para que las niñas vean que sí hay mujeres exitosas en STEM. La próxima vez que pensemos: “esas carreras no son para niñas”, habría que reflexionar. Es momento de acelerar el cambio.
Publicado en El Economista
11-02-2025