La semana pasada visité algunas ciudades en el estado de Michigan, incluyendo Detroit. Tuve la oportunidad de ver fábricas, universidades y centros de innovación, además de platicar con muchas personas que se dedican a revitalizar la economía del estado que hizo crecer la industria automotriz y modificó definitivamente la producción industrial. No me quedó la menor duda: para adaptarse a las nuevas condiciones globales, hay que buscar el desarrollo local.
El contexto global actual es complejo: hay una aceleración de cambios tecnológicos en muchos frentes que modifica los mercados y las relaciones de trabajo, un mayor empuje para que la producción deje una menor huella de carbono, relaciones comerciales y productivas que se modifican por las tensiones geopolíticas -particularmente entre los Estados Unidos y China-.
En un escenario así, las políticas públicas tienen que orientarse hacia las personas, para dotarlas de capacidades que les permitan un desarrollo pleno. Para eso, se necesita avanzar en infraestructura, educación, salud, seguridad, ambiente para la innovación y condiciones dignas para el trabajo. Es decir, se necesita incrementar la competitividad de las economías locales.
Mediante el Índice de Competitividad Estatal 2024 (ICE) el IMCO busca colaborar con las entidades federativas en el camino de su desarrollo. Lo hacemos recopilando información de 50 indicadores, agrupados en seis subíndices que permiten observar las condiciones en las que viven y trabajan los mexicanos, para comparar cuáles entidades federativas son más capaces de generar, atraer y retener talento e inversión.
El ICE es una herramienta que permite analizar las condiciones y el avance o retroceso en la competitividad de las entidades federativas. Con él, los ciudadanos y la sociedad civil podemos exigir resultados, las autoridades pueden diseñar y evaluar la implementación de acciones y programas de gobierno.
En su decimoctava edición, en el ICE destacan algunos elementos que promueven el crecimiento económico en entidades como Chihuahua, Nuevo León y Jalisco: su capacidad exportadora, la diversidad de su actividad económica, la presencia de agencias que promueven la inversión y la formación de talento especializado. Por contraste, una entidad como Campeche tiene un nivel elevado de exportaciones, pero proceden principalmente de la industria petrolera, es decir, es un estado con muy baja diversidad económica, lo cual la hace menos resiliente ante la reducción de la producción de petróleo de Pemex.
En otros aspectos, entidades como Coahuila y Yucatán destacan porque han logrado menor incidencia en delitos como el homicidio y los robos de vehículos, además de que están entre las muy pocas entidades donde la mayoría de los adultos reportan sentirse seguros. Esta situación es completamente distinta en Zacatecas, donde solo 8 % de la población adulta se percibe como segura, y ocupa el lugar 28 tanto en homicidios como en robo de vehículos.
En los tiempos que corren la competitividad está lejos de ser solo una ventaja en costos. Si algo quedó claro en los últimos años es que para atraer y retener talento e inversiones se necesita un ecosistema de negocios seguro, confiable y productivo, en el que las personas están al centro. Para fomentarla, hay que considerar las condiciones y las tendencias de cada lugar y su población. Termino por donde empecé: hay que buscar soluciones para los desafíos globales.
Publicado en Animal Político
16-05-2024