Opinión

Dos Bocas y Deer Park: frente a frente

FOTO: PEMEX/CUARTOSCURO.COM

A finales de la semana pasada se concretó la compra de la refinería de Deer Park por parte de Pemex. En esta transacción Shell se deshace del negocio de refinación que tenía en Deer Park y Pemex adquiere la totalidad de la refinería de la que ya tenía la mitad. Uno de los argumentos que se han utilizado para justificar la compra es que lo refinado en Deer Park —que se encuentra en Texas, en Estados Unidos— más lo que se refinará en Dos Bocas le permitiría a México ser autosuficiente en la producción de gasolinas.

Shell, en concordancia con su estrategia de negocios global y sus planes de largo plazo, se quiere deshacer paulatinamente de la refinación y mantenerse en el negocio petroquímico. En ese sentido, se deshace de la refinería de Deer Park, pero no de la planta química que se encuentra ahí mismo. La empresa británica, con sede en los Países Bajos, suministrará el crudo que Deer Park usará por lo menos durante 15 años.

En números redondos, Pemex pagó por el 50% de Deer Park 600 millones de dólares. La refinería viene con casi mil millones de dólares de deuda que el nuevo dueño asumirá. Aunque opera al 80%, Deer Park tiene capacidad para refinar 340 mil barriles de petróleo al día produciendo 110 mil barriles de gasolina, 90 mil de diésel y 25 mil de turbosina. La capacidad de refinación de Dos Bocas es la misma, 340 mil barriles de crudo pesado, tipo Maya, al día. Dos Bocas en un principio costaría 8 mil millones de dólares en números señalados por la propia administración. Dos refinerías similares, una ya en funcionamiento, otra sin terminarse, con una diferencia en costo de cinco veces.

Hay que recordar que cuando se hizo hace unos años la invitación a cuatro participantes para licitar la construcción de ésta el presidente mismo señaló que las constructoras habían rechazado participar porque decían que no se podía construir una refinería con las características señaladas, en el tiempo y en el costo en el que López Obrador la quería. La realidad nos alcanzó y los sobrecostos en Dos Bocas no se han hecho esperar. Bloomberg señaló en días recientes que el costo ronda ya los 12.5 mil millones de dólares y probablemente no será terminada en los tiempos originalmente planeados este mismo año. Con este incremento en costos, Dos Bocas saldría 8 veces más cara que Deer Park. La refinería texana, frente a Dos Bocas, parece una ganga.

Sobre la autonomía energética, cuya conveniencia merecería un análisis más exhaustivo, hay algunos apuntes interesantes. Los datos presentados por Pemex sobreestiman la capacidad de refinación que se tiene en el país. Las refinerías mexicanas hoy en día operan al 40% de su capacidad, en promedio y de acuerdo con el plan presentado el 28 de diciembre en la mañanera, Pemex planea alcanzar una capacidad de más del doble, 84%.

Además, aunque sea evidente, habría que recordar que Deer Park está en Texas, por lo que el envío de gasolinas desde esta refinería será una importación, no es producción mexicana desde el concepto de territorialidad y así será considerada en la balanza de pagos.

México no es particularmente eficiente en la refinación para producir gasolina. Algunos estimados señalan que refinar en México es alrededor de 36% más caro que procesos similares en Estados Unidos.

Por todo lo anterior, y sin entrar siquiera en la discusión de si México debe invertir en energía fósil o acelerar en energías limpias, con estas cuentas cada argumento gubernamental a favor de Deer Park es en contra de Dos Bocas. Así que no podremos gritar Viva México por la compra en Texas sin lamentar la obra en Paraíso, Tabasco.

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad de la autora y no representan la postura institucional.

Publicado en El Universal.

25-01-2022