
Cuando se habla de Durango, difícilmente se asocia con términos como crecimiento económico, inversión o competitividad. Lo que suele aparecer primero son anécdotas, mitos regionales y una vaga imagen del desierto, el queso, los mezcales y uno que otro alacrán. Pero el potencial de Durango va más allá de esos estereotipos. El problema es que ni dentro ni fuera del estado hay una visión clara sobre cómo aprovechar lo que ya se tiene para crecer económicamente.
Hace unas semanas, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) presentó el Índice de Competitividad Estatal (ICE) 2025. Para sorpresa de nadie, Durango no apareció ni entre los cinco estados con mejor desempeño ni entre los más rezagados. Está atrapado en esa “media tabla” junto a entidades como Zacatecas, Nayarit o Sinaloa, que no logran despegar, pero tampoco retroceden.
Y entonces surge la pregunta: ¿qué tendría que hacer Durango para dejar de estar en el limbo del promedio y convertir lo que ya tiene en ventajas competitivas? El ICE no da soluciones mágicas, pero sí ofrece una hoja de ruta. Es una herramienta que permite identificar fortalezas y debilidades específicas, para que las decisiones de política pública se tomen con base en evidencia.
Aunque Durango forma parte del norte del país, no muestra los niveles de dinamismo económico que han alcanzado otras entidades como Coahuila, Chihuahua o Nuevo León. Aquí es donde entra el Plan México y la creación de corredores económicos como una oportunidad para acelerar el desarrollo. En este rediseño, el estado quedó emparejado con Zacatecas. Aunque no suelen verse como potencias industriales, pueden aprovechar sus fortalezas si se analizan con un enfoque regional.
¿Cuáles son estas ventajas regionales? Una alta cobertura educativa: nueve de cada diez personas han accedido al menos a secundaria, una proporción superior al promedio nacional. También sobresale la disponibilidad de personal de salud, tanto general como especializado. Esto puede indicar que la gente está preparada. Sin embargo, hay una desconexión evidente entre ese talento y las oportunidades locales para aprovecharlo y retenerlo.
Los desafíos son claros: innovación, conectividad y salarios. El PIB per cápita es bajo ($196,541), la complejidad económica es limitada (43.6 puntos de 100) y se registran pocas patentes (0.32 solicitadas por cada 100 mil de la PEA), lo que refleja un ecosistema productivo poco diversificado, dependiente de sectores tradicionales con escaso valor agregado. Esto no solo limita el crecimiento económico, también impide que se generen empleos de calidad.
La región también enfrenta rezagos en digitalización y logística que obstaculizan la formalización del comercio, el movimiento de mercancías y la atracción de inversión externa. Pero quizá el obstáculo más visible —y la razón por la que yo migré de Durango— es el ingreso: en promedio, un trabajador de tiempo completo gana $9,807 mensuales. Esta cifra no sólo limita el consumo interno, también es una barrera para retener a las personas preparadas, lo que trae consigo la fuga de talento a otros estados o países.
¿Qué se puede hacer? Primero, diversificar la economía atrayendo industrias de mayor valor agregado como agroindustria, manufactura avanzada o energías limpias. Segundo, conectar universidades con empresas para traducir conocimiento en innovación. Y tercero, elevar los salarios a través de aumentos en productividad, infraestructura y financiamiento para pymes.
Un activo subestimado es el turismo. Durango y Zacatecas tienen patrimonio natural y cultural que podría ser motor económico si se invierte en infraestructura, conectividad y promoción estratégica. Desde el ecoturismo en la Sierra Madre hasta rutas gastronómicas y culturales, esta vocación puede generar empleos y dinamismo económico.
Esto, queridos paisanos y tomadores de decisiones, es una invitación a mirar más allá de los estereotipos, a dejar atrás la resignación de la “media tabla” y a aprovechar con inteligencia lo que ya tenemos. En pocas palabras, es una invitación a usar los datos como punto de partida para construir un Durango más competitivo para todas y todos.