México es un país al que no le faltan retos. La pila de pendientes del gobierno es cada día más alta y parece que no se sabe por dónde empezar. En materia de educación se enfrentan grandes obstáculos: carencia de materiales, instalaciones en malas condiciones, desigualdad de oportunidades y ausencia de docentes, por mencionar algunos.
Además, en los últimos años un desafío pasó de ser un “problema menor” a ser el foco de atención: el acoso escolar.
El acoso escolar o bullying es definido como todas aquellas agresiones físicas o verbales por parte de uno o más estudiantes. En México los números son alarmantes: de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en sus resultados PISA 2015, el 20% de los estudiantes en México sufren de algún tipo de violencia por parte de sus compañeros.
El acoso escolar es una realidad: un problema con el que se enfrentan miles de niños y que tiene consecuencias en su desarrollo personal y rendimiento escolar.
El recién eliminado Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en su informe de 2018, La educación obligatoria en México, concluye que una escuela con altos niveles de violencia no se puede considerar de calidad. Además, diversos estudios internacionales afirman que los estudiantes víctimas de acoso escolar son más propensos a tener dificultades académicas.1
En México, los estudios acerca de este problema son limitados. Para poder realizar análisis similares a los internacionales, la investigación El acoso escolar y otros factores en su relación con la calidad educativa en México usó los resultados del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (Planea) 2017 de educación media superior y los cuestionarios de contexto.
Los cuestionarios identifican la frecuencia con la que un estudiante es víctima de golpes, insultos, rechazos, robos u otros. De igual manera, muestran la frecuencia con la que los estudiantes se sienten en un entorno de violencia, es decir, si han presenciado la posesión de armas o si han sido testigos de actos de violencia entre compañeros.
Para conocer qué tanto afectan los niveles de acoso escolar en el rendimiento académico de los estudiantes fue necesario usar un modelo econométrico, con el cual se obtienen las probabilidades de un estudiante de alcanzar ciertos puntajes con base a una serie de variables.
El resultado fue que tanto para español como para matemáticas, las asignaturas de la prueba, el acoso escolar disminuye la probabilidad de alcanzar los niveles más altos de aprendizaje (0.021 y 0.003 respectivamente). Es decir, frente a altos niveles de violencia el estudiante tendrá dificultades para desenvolverse, lo que limitará su rendimiento.
Durante años, las agresiones entre compañeros eran minimizadas y normalizadas. Sin embargo, los datos de acoso escolar, los resultados en las pruebas y las consecuencias de estos actos se han salido de control. El acoso escolar dejó de ser cosa de niños para convertirse en una preocupación de las instituciones responsables de la educación en México.
Para que las políticas públicas implementadas por el Gobierno puedan tener un efecto positivo en la disminución de problemas, es necesario que las instituciones con capacidad de recopilar información al respecto cuenten con el apoyo de la Administración federal. Esta información será indispensable para estudios que permitan enfocar las acciones a disminuir y prevenir estos actos.
Publicado por Animal Político
15-10-2019