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El aliado para privatizar la educación superior

Foto: Pixabay/PEXELS

El discurso del gobierno sostiene que, en el pasado, la educación se trataba como una mercancía a la que solo podían acceder quienes pagaban por ella. Pero hoy, sus propias decisiones están generando las condiciones para que vuelva a suceder. Los recortes y la falta de inversión pública en la educación superior están abriendo espacio al crecimiento del sector privado. Sin proponérselo, el Estado se ha convertido en el mejor aliado para privatizar la educación superior.

El pasado fin de semana, la presidenta Claudia Sheinbaum reiteró la creación de 350 mil nuevos espacios universitarios como parte de la estrategia para ampliar la educación superior en su gobierno. Pero, sin recursos, solo hay discurso.

El presupuesto no demuestra que la educación superior sea una prioridad. Para 2026, la inversión en este nivel educativo caerá 4 % respecto a 2025, y acumula una década de reducciones continuas. En términos reales, los recursos asignados son 40 % menores a los de 2015. El presupuesto para la educación superior es incluso 10 % inferior al que se destinará a todas las becas del gobierno. Finalmente, mientras que la Universidad Rosario Castellanos que aporta 0.4 % de los egresados nacionales duplicó su financiamiento, las instituciones que generan más egresados como la UNAM o el Politécnico verán recortes.

En la última década, mientras la educación pública enfrentaba recortes y estancamientos presupuestales, universidades privadas crecían con fuerza. La matrícula en instituciones privadas creció 40 %, frente a un aumento de 17 % en las públicas. Entre 2015 y 2025, el total de estudiantes de educación superior pasó de 2.6 a 3.2 millones. De los 650 mil nuevos alumnos en este periodo, la mitad (49 %) fueron incorporados por la oferta privada.

La creciente absorción de la matrícula por parte del sector privado deja que la oferta educativa responda cada vez menos a una planeación pública, lo que implica que el Estado ceda la formación de los futuros profesionistas del país. En ese escenario, la educación se guía por la demanda inmediata de los estudiantes, lo que favorece la proliferación de carreras tradicionales y limita la oferta en áreas STEAM, ya que muchas instituciones privadas no incursionan en ellas debido a la alta inversión que requieren y a su menor demanda.

Además, el carácter privado de estas instituciones no garantiza necesariamente estándares de calidad académica, por lo que el resultado es un sistema menos equilibrado, con menos ciencia, menos innovación y, en consecuencia, un país menos competitivo. Esto compromete directamente las metas del gobierno, incluyendo el Plan México, que busca formar profesionistas en áreas estratégicas para impulsar el desarrollo nacional.

Con recortes sostenidos en su presupuesto, la educación superior se seguirá privatizando y se consolidará aquello que el propio gobierno dice querer evitar: una educación que quede a disposición del ingreso de cada familia. Mientras el Estado siga dejando de invertir, la educación pública se alejará más de ser un derecho universal.

Nota: Los cálculos de matrícula y cobertura se realizaron considerando a las personas entre 18 y 22 años.

Sebastián Corona

Publicado en Animal Político

30-10-2025