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El antídoto contra la amenaza arancelaria es la competitividad

FOTO: OMAR MARTÍNEZ/CUARTOSCURO.COM

Se logró preservar América del Norte, pero los términos han cambiado. La amenaza arancelaria a México y Canadá se neutralizó por un mes, en un reconocimiento implícito de lo fútil y contraproducente que resultaría para Estados Unidos pelearse con 30.2% de su comercio exterior, más aún en plena carrera por el liderazgo tecnológico con China.

A pesar de ello, las presiones desde Washington se mantendrán por lo menos los próximos cuatro años. Ante este panorama, México debe abogar por mantener la separación de los distintos temas que componen la relación bilateral con Estados Unidos y a nivel América del Norte, crucialmente seguridad, migración y comercio, incluso si del otro lado del Río Bravo se insiste en mezclarlos.

México debe prepararse y estar listo para reaccionar en distintas pistas. En el frente comercial, desde la Secretaría de Economía se deben tener preparadas las represalias comerciales ante una eventual imposición de aranceles de tal forma que se maximice el impacto en sectores políticamente activos, así como en distritos de congresistas clave en el Capitolio para aumentar la presión, como lo ha hecho con éxito en el pasado. En este sentido, hizo bien el gobierno mexicano al no revelar sus cartas antes de que la imposición de aranceles se materializara.

El ángulo de seguridad representa un reto más difícil de sortear, en parte por las dimensiones minúsculas de dosis mortales de fentanilo –que dificultan su incautación–, así como la demanda de opiáceos en Estados Unidos. Es de esperarse que el gobierno mexicano despliegue operativos para lograr decomisos importantes de fentanilo y potencialmente alguna detención de alto impacto, así como continuar con la política de romper las caravanas migrantes antes de que alcance la frontera norte, con el apoyo adicional de los 10 mil elementos de la Guardia Nacional que se desplegaran para tal fin.

En el fondo, estas medidas son paliativas. México debe aprovechar el hecho de estar en el centro de la discusión sobre seguridad interior y seguridad nacional de Estados Unidos para institucionalizar la relación en cuestiones de intercambio de inteligencia, selección de blancos prioritarios y controles de confianza, entre otros. Este problema no se resolverá mientras no se asuma a cabalidad la responsabilidad compartida y se actúe en consecuencia de forma coordinada.

Para México, el mejor antídoto contra la amenaza arancelaria es ser competitivo. El éxito económico del país depende de su capacidad de apostar con el Estado de derecho, la reducción de la extorsión y la certidumbre jurídica, el desarrollo de capital humano, así como de infraestructura logística y energética para atraer inversiones en sectores de alto valor agregado. 

El desafío central, entonces, es llevar a buen puerto la elección judicial este verano, sustituir a los reguladores económicos con nuevas instituciones con independencia técnica, aprobar una legislación secundaria en materia energética que incentive la inversión pública y privada, establecer un programa ambicioso de combate a la extorsión en los sectores económicos, garantizar la seguridad en carreteras, así como demostrar el compromiso del Estado mexicano con el espíritu y letra del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC). El balón está en la cancha de México.

Publicado en Animal Político

06-02-2025