El alza de precios continúa. Durante agosto, la inflación fue de 8.7 %. Llevamos ya diez meses con incrementos anuales superiores al 7 %, un nivel que está lejos del nivel “saludable” establecido por Banxico, de 3 % con un rango de 1 punto porcentual en ambos sentidos.
Se prevé que los precios continúen al alza durante los próximos meses y que hacia finales del año la inflación disminuya, pero lo cierto es que hay mucha incertidumbre respecto a la duración del problema, dado que sus causas son tanto domésticas como importadas, como la disrupción en las cadenas de suministro globales y el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Al ser la inflación un problema relacionado con el dinero, se combate idealmente con la política monetaria, es decir, medidas adoptadas por el banco central para mantener la estabilidad de precios. Como mecanismo por excelencia de esa política monetaria, Banxico ha incrementado desde julio del año pasado la tasa de interés de referencia, que es un indicador del costo del dinero en la economía.
Se trata de un mal necesario. Para contener la inflación, esta herramienta hace más caro el dinero al limitar el acceso de las empresas y las familias al crédito. Esto implica limitar la posibilidad de invertirlo o gastarlo para consumo, con lo cual se reduce la actividad económica en un momento en el que querríamos más bien potenciarla para alcanzar una tendencia de crecimiento sostenido.
No todos pierden en el afán de contener la inflación, pues el costo asociado a esta medida no se asume por todos los actores económicos, ni de la misma manera. El encarecimiento del crédito es una mala noticia especialmente para quienes dependen de esta forma de financiamiento para subsistir. Los hogares de escasos recursos tienen poca o nula posibilidad de ahorrar parte de sus ingresos para utilizarlo en momentos complicados, por lo cual se ven en la necesidad de recurrir a créditos de nómina o tarjetas de crédito para financiar sus gastos, los cuales suelen tener una tasa de interés variable que han aumentado a consecuencia de la política monetaria.
Sin embargo, ese encarecimiento del crédito resulta conveniente para quienes se benefician del otorgamiento de préstamos. Durante el primer semestre del año en curso, los bancos que operan en México registraron niveles de utilidad 42 % mayores respecto al año anterior y, también, son los más altos para un periodo similar desde que se tiene registro. 1
El mayor endeudamiento en que pueden incurrir especialmente aquellos con menores ingresos, como consecuencia de las medidas monetarias para el combate a la inflación, pone en riesgo su situación financiera en mayor medida. Además, refuerza la afectación desproporcionada que de por sí está ejerciendo el alza de precios sobre el ingreso de quienes menos tienen. En el IMCO hemos analizado cómo la inflación más pronunciada en los productos alimenticios y agropecuarios ha mermado en mayor medida el poder adquisitivo de los hogares de menores ingresos.
Tanto el problema de la inflación como los mecanismos para su combate están afectando más a quienes menos tienen. Este doble impacto regresivo es preocupante porque eleva el riesgo de que más gente se encuentre en situación de pobreza y aumente la desigualdad en el país. Cada vez es más evidente la necesidad de acompañar las medidas monetarias para el combate a la inflación con medidas de apoyo mejor focalizadas a la población con menores recursos, y así mitigar los efectos nocivos sobre su poder adquisitivo y su nivel de endeudamiento.
Publicado en Animal Político.
15-09-2022