El COVID-19 ha llegado a Latinoamérica y, con ello, también las medidas implementadas por diversos países de la región o la negación en otros casos. Aún así, la economía de esta zona se enfrenta a una contracción más severa que la generada por la crisis financiera de 2009, según un nuevo análisis de The Economist.
El periódico británico describe a nuestra región como "un paciente que, en términos económicos, tiene una afección preexistente grave" y da una serie de datos claves para demostrar el complicado panorama económico que enfrenta América Latina. Estos son algunos de los más relevantes:
- Desde 2014, la economía de la región ha crecido a una tasa promedio de menos del 1% anual y el ingreso por persona ha disminuido.
- Bancos centrales de la región ya habían reducido las tasas de interés el año pasado debido a la debilidad económica.
- En promedio, la deuda pública de la zona fue del 57% del PIB en 2019, en comparación con menos del 40% en 2008, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
- Los países latinoamericanos enfrentan una menor demanda de sus exportaciones y precios más bajos para ellas.
Además de eso, ahora los países de la región también se verán afectados por las cuarentenas y el cierre temporal de miles de empresas. La publicación señala que países como México y los de la zona de América Central serán especialmente afectados, debido a sus estrechos vínculos con la economía de Estados Unidos.
En cuanto a los pronósticos de crecimiento, que en este caso son de contracción, estas son algunas de las estimaciones seleccionadas por The Economist:
- J.P.Morgan Chase evalúa que la región se contraerá 2.2%.
- La Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe pronostica una caída del 1.8% y considera que el número de personas pobres aumentará de 185 millones a 220 millones (en una población total de 650 millones).
- Santiago Levy reconoce que la región tendrá suerte si la caída no es mayor al 4% o 5%.
Los países de la región están tomando decisiones para reaccionar ante la crisis, sin embargo, enfrentan el problema de que la mayoría de los latinoamericanos trabajan en pequeñas empresas y se encuentran en la economía informal. A pesar de que los gobiernos preparen pagos de emergencia para los habitantes, "estos solo llegan a los trabajadores formales y, mediante programas de transferencias de efectivo, a las personas más pobres", según The Economist. Esto deja fuera a un gran segmento de la clase media baja y trabajadora.
Ante esta crisis, el periódico indica que los países de la región pueden aprovechar los mercados financieros o recurrir al Fondo Monetario Internacional. "Tiempos desesperados requieren medidas desesperadas", concluye.
Conoce a detalle el análisis de The Economist, aquí.