“Siempre me he considerado una detective. […] Ser detective significa que tienes una pregunta, y la pregunta es tan importante que harás todo lo posible para encontrar la respuesta”, eso dijo Claudia Goldin, la ganadora del Premio Nobel de Economía 2023, después del anuncio de la Real Academia Sueca de Ciencias.
¿Cuál es la pregunta que Goldin se hizo, cuya respuesta la convirtió en la tercera mujer en recibir este galardón? En realidad son varias. El premio se le otorgó gracias a un amplio portafolio de trabajo construido a lo largo de décadas enfocado en explicar las dinámicas de la participación económica de las mujeres.
Gracias a Goldin, hoy tenemos un mejor entendimiento de las brechas de género que existen en la economía y las razones detrás de estas. También tenemos más claridad sobre la participación de las mujeres en el mercado laboral en el tiempo, ya que sus esfuerzos desenterraron información que se remonta al siglo XVIII.
Sus investigaciones permitieron corregir cifras de participación laboral femenina durante siglos anteriores en sectores como la agricultura, los lácteos o la producción textil. Como resultado, Goldin reveló una mayor participación femenina en la economía previo a la revolución industrial, después de la cual la tasa de empleo de las mujeres inició una trayectoria a la baja en el contexto de menor flexibilidad, tendencia que se revirtió hasta el siglo XX.
Goldin también encontró resultados sobre momentos que marcaron un aumento en la libertad de decidir de las mujeres, como la “revolución silenciosa” que desde la década de 1970 transformó sus expectativas sobre las posibilidades laborales y resultó en un mayor enfoque en sus carreras profesionales, o la invención de la píldora anticonceptiva que impulsó la autonomía reproductiva y la libertad de las mujeres para tomar decisiones sobre su educación y carrera profesional.
Además de proporcionar información valiosísima para la historia económica, las cifras rompen con la idea de una tradición cultural en la que las mujeres han estado históricamente enfocadas en actividades del hogar: hace siglos, las mujeres contaban con la oportunidad de balancear ambas tareas y de tener una participación significativa en la economía.
En conjunto, su trabajo revela que las brechas de género no se limitan a la diferencia en los salarios sino que reflejan la necesidad de tumbar barreras para aumentar la participación laboral de las mujeres, como la falta de flexibilidad en un mercado laboral rígido que exige una cantidad elevada de horas de trabajo en un entorno en el que las actividades del hogar y de cuidados aún recaen principalmente en las mujeres. Estas conclusiones cobran particular relevancia en un contexto en el que la flexibilidad laboral ha surgido como respuesta a problemas como la insuficiencia en la cantidad de trabajadores en muchas economías.
El otorgamiento del premio a Goldin es una buena noticia por estas y otras razones, como el hecho de que subraya aún más la importancia del estudio de las dinámicas de género en la economía. Pero, tal vez de manera más simple, dar el Nobel a una mujer que ha dedicado su vida a estudiar el panorama laboral femenino representa en sí un paso hacia adelante para las mujeres del futuro, cuyas expectativas y perspectivas laborales serán aún más optimistas que antes. Enhorabuena.
Publicado en La-Lista.
11-10-2023