Opinión

El potencial de las mujeres STEM ante el ‘nearshoring’

FOTO: CRISANTA ESPINOSA AGUILAR /CUARTOSCURO.COM

Desde el inicio de la pandemia y sus repercusiones sobre las cadenas de valor alrededor del mundo, el nearshoring –la propuesta de transferir las cadenas productivas esenciales a países cercanos y con alianzas fuertes, como México y Estados Unidos– se ha vuelto un tema constante de conversación. Los beneficios potenciales son muchos: atracción de inversión al país, modernización de procesos productivos y generación de empleos de calidad.

Los sectores identificados como los más propicios para la implementación del nearshoring son tecnológicamente avanzados, como el de los semiconductores o la producción de autos eléctricos. Esto significa una cosa: el potencial de generación de empleo tiene un fuerte componente de profesionistas con habilidades en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés).

Cubrir los empleos requeridos para el nearshoring implica inversiones en industria y procesos tecnológicos, por lo que la mano de obra con esas habilidades es esencial. En México hay estados más avanzados que otros. En Coahuila y San Luis Potosí, entre 40% y 45% del total de universitarios están en carreras STEM. En contraste con Chiapas y Quintana Roo, donde la proporción es menor a 26%. La necesidad de un mayor número de profesionistas STEM subraya un área de oportunidad: la de sumar a más mujeres en ese rubro.

Sin embargo, para las mujeres es otra historia. La matrícula de mujeres en carreras STEM hoy es equivalente a solo la mitad de la matrícula de hombres. Los estados con mayor proporción de mujeres en la matrícula STEM son Zacatecas (37%) y Michoacán (36%). El caso de México no es único: la representación femenina en ese ramo de estudios es similar a países como Reino Unido y Estados Unidos.

Incrementar la participación de mujeres en estas áreas es fundamental para detonar innovación tecnológica y mejorar la producción de bienes que atiendan las necesidades modernas de la sociedad. Como resultado, se conseguiría un mayor número de profesionistas con las habilidades necesarias para atender la demanda de esas actividades en el país.

Históricamente, los periodos de inversión fuerte en el sector industrial han resultado en alianzas con universidades para alinear la preparación de los profesionistas del futuro con las necesidades de la industria. Para asegurar que esa generación de empleo sea suficiente y, además, equitativa es necesario que esas alianzas den un enfoque de género a sus esfuerzos. Por ejemplo, brindar orientación vocacional de carreras STEM a niñas y jóvenes que les apoye a tomar decisiones informadas sobre su educación superior.

Los beneficios de incluirlas en la economía son innegables. Por un lado, su inclusión en el diseño y producción de bienes avanzados (por ejemplo, de equipo médico) es fundamental para asegurar que las necesidades de las mujeres sean tomadas en cuenta a la hora de construir innovaciones tecnológicas. Por el otro, agregar más mujeres a las carreras STEM significa aumentar el total de profesionistas con habilidades tecnológicas, de ingeniería y de ciencia disponibles para trabajar a nivel local. Un elemento fundamental para volver más competitivos a los estados y permitirles atraer más inversión.

El país necesitará agregar más profesionistas STEM a la economía en el futuro cercano. ¿Por qué no hacer lo posible para que entre ellos haya más mujeres? El nearshoring es una oportunidad perfecta para avanzar en ello. De implementar un esquema exitoso en la inclusión de mujeres en STEM, México se volvería un pionero en el mundo.

Publicado en La-Lista.

15-02-2023