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El costo de las oportunidades

Mandar a los hijos a la prepa o a la universidad es un lujo que millones de familias mexicanas no pueden darse, pese a que se trate de escuelas públicas gratuitas. Aunque no haya que pagar colegiatura, el costo de ir a la escuela va mucho más allá de pagar transporte y materiales. Para millones de hogares mexicanos el principal sacrificio que hay que hacer para mandar a los hijos a la prepa o la universidad es el de renunciar a la contribución de los jóvenes al gasto familiar. Esta necesidad explica en buena medida que muchos estudiantes tengan que abandonar sus estudios, incluso en preparatorias y universidades gratuitas.

Continuar en la escuela es una buena inversión, pero la decisión de hacerlo compite con la necesidad inmediata de sacar adelante a la familia. Mientras más se acercan los jóvenes a la mayoría de edad, el dilema entre continuar estudiando o trabajar se resuelve por la necesidad de contribuir con el gasto en los hogares con menores recursos.

A partir de datos de la Encuesta Nacional de Ingreso-Gasto de los Hogares del 2008 sabemos que para 2.5 millones de hogares, 43% de sus ingresos viene de los hijos menores de 20 años.

Para los jóvenes que hubieran tanto querido como podido seguir estudiando, abandonar la escuela es un mal negocio. El salario típico de los trabajadores de tiempo completo de 18 a 25 años que sólo terminaron la prepa es de 3,870 pesos mensuales en el caso de los hombres y de 3,333 pesos en el caso de las mujeres. Del otro lado, al haber abandonado la escuela para obtener ese salario, renunciaron a incrementar de por vida sus ingresos 75 por ciento.

Ofrecer más lugares y maestros, aunque sean gratuitos, no es suficiente para ampliar las oportunidades de estudiar de los jóvenes. De hecho, antes de ampliar los lugares disponibles podríamos invertir en que se aprovechen mejor los que ya existen. Cualquier esfuerzo serio que intente ayudar a que los jóvenes continúen en la escuela tiene que tomar en cuenta tanto el salario al que renuncian los estudiantes, como la dependencia de sus familias de ese salario.

Por ello, algunos programas de becas públicos y privados que operan en México se enfocan en dar dinero en efectivo a los estudiantes de más bajos ingresos de escuelas públicas que tengan buenas probabilidades de concluir los estudios.

achacon@eleconomista.com.mx