En el último trimestre de 2022, la ENOE del INEGI reportó que casi tres de cada 10 personas de 65 años y más trabajan. Aunque los motivos por los que permanecen en el mercado laboral -a pesar de alcanzar la edad de retiro- pueden ser distintos, es probable que sus ingresos no sean suficientes.
De acuerdo con el Coneval en 2020, 63.5% de los adultos de 65 años y más que buscan, pero no tienen un empleo se encuentran en situación de pobreza. Inclusive, 44.6% de las personas mayores que tienen un empleo perciben un ingreso insuficiente para vivir. Lo que puede explicar que las personas de este grupo de edad continúen trabajando para satisfacer sus necesidades básicas como la alimentación, la vivienda o el acceso a la salud.
A finales de 2022, 35% de las personas de 65 años y más con un empleo cubrían una jornada completa (48 horas semanales), mientras que 21% de ellos se emplearon en puestos con jornadas extendidas. Sin embargo, las horas trabajadas no parecen traducirse en mayores ingresos: casi la mitad de los adultos mayores ganan hasta $6 mil 223 pesos mensuales, mientras que solo uno de cada 10 percibe ingresos superiores a los $12 mil 446 pesos al mes.
Uno de los principales retos que enfrentan los adultos mayores al buscar trabajo es la preferencia de los centros de trabajo por contratar a jóvenes, que tienden a estar más capacitados en las habilidades educativas, tecnológicas y sociales actuales. Las personas de la tercera edad presentan un rezago educativo frente a las nuevas generaciones, ya que a partir de 2012 se hicieron obligatorios los 15 años de escolarización. Por lo que, 42% de los adultos mayores que trabajan cuentan con una primaria incompleta, en comparación con 57% los trabajadores entre 20 y 39 años que cuentan con al menos educación media superior o superior, de acuerdo con la ENOE.
Otro elemento que agrava la vulnerabilidad de los adultos mayores en el mercado laboral, particularmente en México es la informalidad. Más de la mitad de los trabajadores están empleados en la informalidad (55%), lo que dificulta el acceso a pensiones contributivas y facilidades de cuentas de ahorro durante la vejez. Por lo que tiende a aumentar su dependencia económica de terceros, como familiares o pensiones gubernamentales, para vivir en esta etapa.
Ante ese panorama, atender el problema de la vulnerabilidad laboral y económica en la adultez mayor es necesario para asegurar su bienestar y calidad de vida, tanto de las generaciones actuales como de las futuras. Para ello es necesario que existan mecanismos para que los adultos mayores puedan obtener mayores ingresos en sus trabajos -un ejemplo es la reciente discusión legislativa para ajustar las cuotas de empleo inclusivo que deben cumplir las empresas-, al igual que implementar mecanismos que aseguren que los programas sociales van dirigidos a quienes lo necesitan. También se deben tomar acciones preventivas para incentivar a las generaciones futuras a integrarse a la formalidad y así tener acceso a la seguridad social. Ayudar a revertir las condiciones laborales de los adultos mayores es indispensable para disminuir la pobreza de este grupo y del país.
Publicado en La-Lista.
04-05-2023