Opinión

Gestionar la deuda de CFE

FOTO: MOISÉS PABLO/CUARTOSCURO.COM

En este espacio evalué la semana pasada la importancia de gestionar la deuda de Pemex, que cobra notoriedad por su nivel y porque la estrategia operativa de los últimos años está cada vez más lejos de darle la vuelta a su situación financiera. Esa discusión también es una invitación a reflexionar sobre la situación de la deuda pública en el caso de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), ya que a pesar de que su manejo financiero es contrastante con el de Pemex por diferentes razones, también ha tenido una gestión operativa cuestionable en esta administración que podría deteriorar paulatinamente su posición financiera.

CFE ha mantenido un perfil de deuda relativamente robusto, en parte porque sus niveles de endeudamiento son moderados y el perfil de éste mantiene una baja exposición a los riesgos cambiario y de tasas flotantes. Prueba de lo anterior es que esta empresa preserva el grado de inversión en su calificación crediticia de largo plazo en escala global, alineada con la nota soberana. Por ello es importante realizar el mismo contraste: analizar las cifras de CFE que heredó esta administración al cierre de 2018 y compararlas con las que reportó la compañía al cierre de 2023, ya que su gestión estará a cargo de un nuevo gobierno a partir del 1 de octubre.

Si analizamos el saldo de la deuda documentada de mercado y la relacionada con los Proyectos de Inversión Diferidos en el Registro del Gasto (PIDIREGAS), incluidos sus intereses, el monto pasó de 633,059,588,000 pesos al cierre de 2018 a 535,692,297,000 pesos al cierre de 2023, esto es, de 2.6% a 1.7% del PIB. Sin embargo, en el reporte de 2023, dentro de los pasivos financieros de la empresa, se añaden dos rubros, el financiamiento en inversión fiduciaria y los pasivos por arrendamiento, que no se incluyen en el reporte de 2018. Al considerar estos dos conceptos, el monto al cierre de 2023 sube a 1,334,548,252,000 pesos, equivalente a 4.2% del PIB, cifra que refleja el tipo de obligaciones que ha adquirido la empresa y que, aunque no se registran como parte de su deuda de mercado, sí aumentan sus obligaciones financieras.
Con respecto al riesgo cambiario, un aspecto que limita un mayor endeudamiento de CFE en moneda extranjera se debe a que sus ingresos están denominados principalmente en pesos, a diferencia de Pemex que recibe ingresos por la venta de petróleo en dólares. En el caso de la compañía eléctrica, son sus costos, especialmente por la compra de gas natural, los que tienen este riesgo. A finales de 2018, de los 345,395 millones de pesos que contrató CFE por deuda para fondear sus requerimientos de capital de trabajo y financiamiento de obra pública, el 44.7% estaba en pesos y el 55.3% en moneda extranjera. Cinco años  después, el monto correspondiente a esta deuda se incrementó a 410,058 millones de pesos, de los cuales, el 45% estaba en pesos y el 55% restante en dólares, prácticamente sin cambios.

Para CFE, la estructura de los vencimientos de la deuda es otro factor de atención, ya que el efecto asociado a un mayor costo financiero por tasas de interés más altas de corto plazo es global, y particularmente para la deuda en pesos es relativamente mayor, debido a la postura monetaria que el Banco de México ha adoptado para controlar la inflación general. Si analizamos las cifras de CFE, este riesgo ha crecido durante esta administración. Al analizar la deuda de mercado y por PIDIREGAS, más sus intereses, esta contabilizó un total de 61,643,031,000 pesos al concluir 2018, es decir, el 9.7% del total de este tipo de obligaciones, equivalente a 0.3% del PIB. En contraste, con los datos reportados a diciembre de 2023, dicho monto subió a 75,123,340,000 pesos, el 14% del total, que representa 0.2% del PIB. Como en el caso del saldo total, si añadimos los rubros de financiamiento en inversión fiduciaria y los pasivos por arrendamiento, el monto asciende a 168,241,796,000 pesos, lo que representa el 12.6% del total de estas obligaciones o 0.5% del PIB.

Para concluir estas comparaciones también resulta de interés entender el comportamiento de las obligaciones de corto plazo con proveedores y contratistas. CFE reportó un monto de 60,196,912,000 pesos al concluir 2018, que equivale a 0.2% del PIB. El saldo se incrementó a 64,730,299,000 pesos para finales de 2023, pasando a representar el 0.3% del PIB. En este caso, el incremento es moderado y, hasta cierto punto, derivado de las tareas que ha emprendido la empresa en diferentes segmentos de la cadena productiva de la industria eléctrica, así como su participación en sectores como telecomunicaciones. Por estas razones, es importante mantener un estricto seguimiento presupuestal de la CFE, ya que la ampliación de sus tareas y responsabilidad debe acompañarse de mecanismos que evalúen su rentabilidad en estas operaciones, de otro modo el financiamiento podría comprometer su posición crediticia a futuro.

CFE preserva una posición adecuada, aunque con una mayor exposición a riesgos crediticios de corto plazo. El nuevo gobierno deberá prestar atención al manejo operativo de la empresa, específicamente en las tareas que detonaron el incremento en sus pasivos, pues su rentabilidad será crucial para poder pagarlos en el futuro. De otro modo, existe el riesgo de que la posición crediticia de CFE se aproxime paulatinamente al desempeño que se ha observado en Pemex.

Publicado en El Financiero

02-05-2024