Los eventos de los últimos días parecen indicar que la realidad empieza a alcanzar a la Cuarta Transformación. Los cerros imprevistos, la contracción económica y la incapacidad de ejecución empiezan a dibujar un escenario donde el Presidente tendrá que tomar decisiones pragmáticas para cumplir el mandato transformador para el que fue electo.
El martes, el Inegi publicó la estimación del PIB para el primer trimestre del año y los resultados no fueron buenos. La economía decreció 0.2% frente al último trimestre de 2018 y creció 0.2% frente al mismo trimestre del año anterior. El mismo martes, Pemex reportó una pérdida de mil 900 millones de dólares y una producción promedio durante los primeros tres meses de 1.66 millones de barriles de petróleo diarios. Ambas realidades ya se ven reflejadas en las cifras de recaudación, los ingresos petroleros del gobierno federal cayeron 11.5% frente al primer trimestre del año pasado, y la recaudación de IVA 0.3%. En su última revisión, Hacienda pronosticó un crecimiento para este año entre 1.4% y 2.4%. Con el decrecimiento del primer trimestre, para alcanzar estas cifras, los próximos tres trimestres del año tendrían que ser significativamente mejores a éste, aunque es posible que el desembolso de recursos de los programas sociales ayude, se antoja difícil un crecimiento anual por encima de 1%.
Otra de las realidades a las que se enfrenta la 4T es la complejidad de la operación del Estado mexicano como lo refleja el ejemplo de libros de texto gratuitos. Nayeli Roldán en Animal Político reportó que ya es prácticamente un hecho que en agosto, más de 26 millones de alumnos no tendrán libros de texto al arrancar el ciclo escolar. En mayo deberían de estar ya distribuyendo los libros a los estados, pero no se han siquiera empezado a imprimir.
Esto no es resultado de la licitación del compadre, sino de mera incompetencia, llevar a cabo a las labores del Estado no es cosa sencilla, hay que sacar las licitaciones, asignar contratos y coordinar la logística. Hoy la maquinaria burocrática del Estado está parada. Quizás es por los recortes de personal y presupuesto, los cuellos de botella administrativos o porque los funcionarios están discutiendo en redes sociales si lo de Venezuela es un golpe de Estado. La realidad es que no habrá libros en agosto. Hacer de México un país más justo y menos desigual es el núcleo de la visión transformadora que llevó a AMLO a la Presidencia y con la que casi todos los mexicanos estamos de acuerdo. Sin embargo, a apenas cinco meses de gobierno, las realidades y obstáculos son cada vez más palpables.
El Presidente cuenta con un bono democrático enorme, puede usarlo para llevar a cabo un puñado de grandes proyectos que cambien la vida de los mexicanos, como crear un sistema se seguridad social para todos los mexicanos, o seguir peleándose en las mañaneras con los conservadores.
Publicado por El Heraldo de México
02-05-2019
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