El 3 de mayo, en un nuevo memorándum, el presidente Andrés Manuel López Obrador instruyó a todos los servidores públicos del Poder Ejecutivo Federal pasar de la austeridad republicana a la pobreza franciscana para salvar a Pemex. Ordenó a toda la Administración Pública Federal a eliminar plazas y recortar gastos en una serie de partidas presupuestales, y quizás, lo más importante, a eliminar todas las representaciones en los estados y concentrar todas estas actividades en los súper delegados. A pesar de la necesidad de rescatar a Pemex, por lo que representa para el país, es una aberración transferir recursos de funciones fundamentales, particularmente salud, para salvar a una empresa petrolera.
Como se ha escrito hasta el cansancio, Pemex es la empresa petrolera más endeudada del mundo y atraviesa por una grave crisis financiera. Para entender cómo llegamos aquí es fundamental entender que México es un país donde el gobierno no cobra impuestos, sólo recaba 13% de su PIB en impuestos, una proporción mínima comparada incluso con otros países de América Latina.
Los hospitales, escuelas y carreteras se han construido gracias a los ingresos de la bonanza petrolera durante casi 40 años. Aunque el gobierno depende cada vez menos de Pemex, la renta petrolera sigue representando alrededor de 20% de los ingresos del gobierno.
Ahora el gobierno busca rescatar a Pemex recortando presupuesto de otros lugares porque tampoco quiere cobrar impuestos por el costo político que esto representa. El caso más grave es el del IMSS. A diferencia de otras dependencias, las delegaciones del IMSS que se quieren eliminar administran el sistema de salud. Las 35 delegaciones del Instituto administran un sistema de salud que no es posible describir de otra forma más que milagroso. A pesar de los enormes problemas y carencias, el IMSS cubre a más de 68 millones de derechohabientes. Para poner esto en perspectiva, éste es un número muy similar al del NHS en el Reino Unido, una de las referencias en salud universal a nivel mundial. Ambas instituciones proveen salud a alrededor de 68 millones de personas, pero el NHS tiene diez veces más presupuesto que el IMSS.
Es el colmo que se quieran recortar gastos en instituciones fundamentales como la salud para rescatar una petrolera. Pemex sí es fundamental para el país y representa un riesgo sistémico para la economía nacional. Sin embargo, la única manera de rescatar a esta empresa que le ha dado tanto al país, es a través de una Reforma Fiscal de fondo que reduzca la carga impositiva y que le permita gestionarse como una empresa petrolera, que sí pague impuestos, pero que le permita invertir en exploración y extracción de petróleo. Bajo este esquema se va a morir gente para que rescatemos Pemex, esto tendría que ser al revés, Pemex tiene que existir para que los mexicanos podamos sobrevivir.
Publicado por El Heraldo de México
16-05-2019
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