Por: Daniela Manzanarez Mischne, practicante de Sociedad Incluyente
Imagina estar empezando tu vida laboral, en un trabajo que te gusta y que te permite mantenerte para tener que interrumpirlo por un embarazo inesperado. La economista Claudia Goldin, demostró el impacto de la píldora anticonceptiva en la carrera profesional de las mujeres estadounidenses. Esta píldora les permitió tomar el control de su fertilidad y, por lo tanto, de su trayectoria profesional. En consecuencia, los anticonceptivos ayudaron a catapultar la participación de la mujer en el mercado laboral. ¿Cómo es que un pequeño comprimido de 0.05 gramos tuvo tanto impacto en la economía?
Goldin estableció una relación entre el uso de anticonceptivos y una aceleración entre la participación económica de las mujeres en Estados Unidos. A partir de su proliferación entre mujeres jóvenes durante las décadas de los sesenta y setenta, la proporción femenina que ingresó a la universidad aumentó sustancialmente. A la par, la edad del primer matrimonio aumentó entre las mujeres graduadas de estudios superiores. Si bien los anticonceptivos no resuelven la disyuntiva que enfrentan las mujeres entre la maternidad y sus carreras profesionales, sí otorgan mayor margen de decisión.
¿Pasó lo mismo en México? La venta de anticonceptivos se permitió en el país en 1973 y aunque se puede observar un aumento en la participación económica de las mujeres en esta época, con los datos disponibles del INEGI no queda claro que haya sido a raíz del consumo de estos. Durante la década de los setenta, solo 18% de las mexicanas tuvo un empleo o buscó uno, proporción que pasó a 28% en 1980 y a 49% en 2020. Sin embargo, hace falta profundizar en los detonantes que impulsaron la incorporación de las mujeres en el mercado laboral mexicano.
Según Goldin, recién galardonada con el Premio Nobel de Economía, contar con educación superior, así como la reducción tanto en la nupcialidad como en la natalidad, son factores altamente relacionados con una mayor participación de las mujeres en la economía remunerada.
Lo que sí sabemos es que en el caso de México estos tres factores se mantienen. El porcentaje de mujeres con educación superior pasó de 1% en 1970 a 22% en 2015. En el mismo periodo se redujo el porcentaje de mujeres casadas de 80% a 71%. Además, el número de hijos también experimentó una disminución. En 1970, las mujeres tenían en promedio tres hijos, mientras que para 2015 este número descendió a uno.
Este descubrimiento científico permitió a millones de mujeres contar con acceso a la planificación familiar, ya no tenían que interrumpir sus carreras de forma repentina debido a un embarazo y de manera paralela empezaron a posponer sus matrimonios. La píldora anticonceptiva permitió que los patrones en la toma de decisiones con respecto a la carrera profesional de las mujeres y del matrimonio cambiaran. Les otorgó la libertad de decidir cuándo embarazarse y aumentó su autonomía para invertir en sus carreras.
Ningún gran cambio social tiene una sola causa. Por ello, el acceso a la información y a los métodos anticonceptivos es fundamental, ya que no solo empodera a las mujeres en sus decisiones reproductivas, sino que les permite una mayor participación en el mercado laboral.
Nota: Esta columna no tiene como objetivo establecer una relación causal. Toma como punto de partida el estudio de Claudia Goldin para examinar una posible relación entre la comercialización de la píldora anticonceptiva y la participación económica de las mujeres para el caso de México.
Publicado en La-Lista.
01-11-2023