Con la llegada del nuevo año, vemos ánimos renovados por parte de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) para destrabar el tema de la interconexión en la terminación de llamadas. La interconexión es indispensable para que las llamadas que se originan en una red puedan acabar en otra. Básicamente desde que Telmex enfrentó competencia por primera vez, ha habido frecuentes solicitudes de la intervención de la autoridad por parte de los concesionarios que han pretendido obtener servicios de interconexión de Telmex, ya sea relacionadas con el nivel de las tarifas, con la interrupción de llamadas o con la dilación para recibir el servicio.
Para este nuevo intento, el gobierno al parecer asumió que por la vía legal en materia de telecomunicaciones las cosas se pueden quedar 10 años o más trabadas en los juzgados. En vez, ha decidido utilizar la siempre útil técnica de la “zanahoria y el garrote”.
A continuación presento un recuento de las disputas legales en el mercado de la telefonía fija en México y dos notas periodísticas de principio de año. Estas piezas, hiladas entre sí, presentan un panorama en el que la autoridad deja de lado pleitos legales y decide avanzar los temas del sector apuntalado en el progreso tecnológico. La tecnología ha puesto en manos del gobierno una zanahoria: espectro radioeléctrico disponible para el servicio de televisión digital. El garrote: mientras que el regulador considere que Telmex no interconecta en “buenos términos” a sus competidores, no le modificará su título de concesión, y entonces de nada le sirve adquirirlo.
En 1997, la Comisión Federal de Competencia (Cofeco) emitió una resolución declarando que Telmex detentaba poder sustancial en cinco mercados, entre ellos el servicio de interconexión. En su momento, Telmex impugnó dicha resolución ante el Poder Judicial y, después de “nada más” 10 años, las resoluciones judiciales favorecieron a la empresa. Nuevamente, a finales del 2009 la comisión antimonopolios declaró a Telmex dominante, entre otros servicios en el de terminación de llamadas. Nada ha pasado.
En el transcurso de estos mismos años, comenzó la discusión sobre la posibilidad de que Telmex ofrezca el servicio de televisión, porque aun cuando cuenta con la posibilidad tecnológica para hacerlo, en su título de concesión le queda expresamente prohibido. A raíz del Acuerdo de Convergencia (octubre 2006) la modificación a la cláusula de prohibición está sujeta a que Telmex cumpla con una reglamentación que no existía en ese momento sobre las condiciones de acceso y cobro a los servicios de interconexión entre concesionarios.
Hace dos años, la autoridad dio a conocer dicho ordenamiento, el Plan Técnico de Interconexión y de Interoperabilidad. Ante la posible aplicación del ordenamiento, Telcel, Telmex y Movistar se ampararon; las primeras dos con éxito. Estos amparos eximen a las empresas de apegarse a cualquier lineamiento que dicho proyecto contemple y dado que cada una ellas tiene más de 75% de participación en sus respectivos mercados, el plan es de facto inoperante.
En cuanto a las notas periodísticas, arrancamos el año con la noticia de que la Cofetel estudia licitar espectro para la transmisión de contenido televisivo. Además, uno de los comisionados comentó que si Telmex logra cambiar su título de concesión para la fecha en que se lleve a cabo dicha licitación, entonces podrá participar.
La segunda nota tiene que ver con un “acuerdo navideño” de interconexión entre Telmex, Telcel y Telefónica Movistar, que consiste en un proceso escalonado de reducción de tarifas de interconexión entre teléfonos fijos y móviles, de 2011 a 2014. A esta nota la acompaña una declaración del presidente de la Cofetel en la que señala que a raíz del acuerdo firmado ya no aplicaría el modelo de costos de la Cofetel (es decir, la regulación de interconexión en lo referente al monto del costo de la interconexión entre redes).
Por lo tanto, lo que uno deduce es que si Telmex quiere recibir un cambio en su título de concesión a tiempo para las licitaciones de espectro, tendrá que interconectar su red con la de sus competidores en términos más razonables. Su disciplina (o no) dependerá del área de negocio que en sus cálculos considere le deja mayores ganancias. Ya veremos si es suficiente la zanahoria.
Poco a poco los avances tecnológicos han logrado cambiar la naturaleza de la competencia en el sector, aun a pesar de los errores y omisiones de nuestros reguladores, y del amparo, que ha sido la manera en la que los participantes de la industria echan a andar su propias regulaciones.
El problema es que el avance en la competencia no ocurre a la velocidad que impone la innovación tecnológica o las instituciones del Estado, sino al ritmo que determinan las más grandes que operan en cada sector.