Opinión

Ley de Ingresos 2023: entre deudas y malas planeaciones

FOTO: ANDREA MURCIA /CUARTOSCURO.COM

La semana pasada se aprobó en el Congreso la Ley de Ingresos de la Federación (LIF) 2023. La LIF es importante porque permite al gobierno planear los recursos que se necesitarán para poder cubrir los gastos durante un año. Sin recursos para financiar el presupuesto, no hay dinero suficiente para cumplir con las metas en materia de educación, salud, inversión pública, y muchos otros temas. Por ende, una buena planeación de ingresos se vuelve primordial para evitar que el gobierno obtenga menos recursos de los que gasta, y que esto afecte el acceso a bienes y servicios.

Preocupa que las finanzas públicas mexicanas tengan un grave problema de planeación, pues se recauda poco pero se gasta mucho. La LIF 2023 prevé ingresos por 8.3 billones de pesos, un incremento en términos reales del 13.5% con respecto a lo aprobado en el 2022, y el monto más grande de ingresos aprobado en la última década. Esto implica que en 2023 se gastará mucho, pero no porque se recauden más impuestos, sino porque se recurrirá a la deuda.

El problema de planeación inicia con que año tras año los indicadores presentados por la Secretaría de Hacienda, sobre los que se basan las estimaciones de los ingresos, han demostrado ser demasiado optimistas. 2023 no es la excepción: los criterios muestran expectativas de crecimiento e inflación del 3.0% y 3.2% respectivamente. Cifras que contrastan con las del Fondo Monetario Internacional que estima un crecimiento de 1.2% para el siguiente año, o las de Banxico que estiman una inflación del 4.8%.

De no cumplirse las estimaciones de los criterios, es muy probable que no se llegue a la meta de recaudación de impuestos de 4.6 billones de pesos. Lo que no sería un problema aislado, pues en los últimos 8 años, 1 los ingresos aprobados en la LIF fueron 5.7% menores con respecto a los observados por Hacienda.

Al observar el gasto resalta otro problema, en temas de presupuesto, se gasta más de lo que se planea. En los últimos 8 años, 2 el gasto del gobierno ha sido en promedio 4.9% mayor al aprobado en el presupuesto. Así, un problema de planeación de los criterios, afecta directamente a los ingresos, y se agudiza con una mala planeación del gasto.

Gastar 11.3% más de lo que ingresa genera riesgos para las finanzas públicas. Al no tener una fuente alternativa o adicional de ingresos y sin una reforma fiscal, solo hay una opción a la que se puede recurrir: la deuda. En 2023, el tope se autorizó para un total de 1.2 billones de pesos de deuda interna del sector público.

Este techo aprobado es el más alto en los últimos 10 años. Asimismo, la Ley contempla la posibilidad de contratar deuda externa hasta por un monto de 5 mil millones de dólares para 2023. Esto implicaría que la deuda pública total como porcentaje del PIB ascenderá por lo menos a 49.4% en 2023.

La deuda pública no necesariamente es mala, pues bien utilizada permite financiar proyectos de infraestructura que generan más empleo y atraen inversión extranjera directa. Sin embargo, si una mala planeación genera aumentos insostenibles en el pago de intereses, las finanzas públicas pueden entrar en un ciclo vicioso. A mayor deuda, pagos más grandes para su financiamiento.

Ahora solo queda esperar la aprobación del Proyecto de Presupuesto de Egresos para poder concluir el proceso de aprobación del Paquete Económico 2023. Queda por verse si las proyecciones se cumplen, si los ingresos se siguen subestimando y si se sigue gastando más de lo que se planea.

Publicado en Animal Político. 

03-11-2022