El 8 de marzo de 2020, más de 80 mil mujeres al unísono salieron a las calles a exigir el cese a la violencia de género, el alto a los feminicidios y la investigación por casos de abuso. A un año, persisten otras exigencias invisibles que también condenan la vida y el desarrollo de miles de mujeres en México: la falta de condiciones equitativas en el hogar y en los empleos.
En el país urge diseñar soluciones donde el gobierno, la iniciativa privada y la sociedad trabajemos en conjunto para que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres de entrar, crecer y permanecer en el mercado laboral. A todos nos conviene, pero ¿por qué?
Para responder a esta pregunta, en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), generamos y analizamos información sobre el impacto económico que las mujeres tienen en el país. Si para 2030 sumamos a 8.2 millones de mujeres a la economía, el PIB de México podría ser 15% mayor al de 2020, un crecimiento equivalente a 3.5 billones de pesos adicionales.
Esto no solo significa garantizar la libertad económica de las mujeres, sino devolverles la autonomía para prevenir ciclos de violencia en sus hogares por dependencia económica, dedicar recursos a su desarrollo profesional, romper los roles de género y aprovechar su talento.
Si en México la tasa de participación económica de las mujeres fuera la misma que la del promedio de los países de la OCDE (56% registrada en 2019), para 2030 el país lograría aumentar el ingreso nacional atribuible a las mujeres en 31% en los próximos 10 años. Esto equivale a 122 mil pesos anuales por cada mujer que se incorpore al mercado laboral, que incluye un aumento en el ingreso de los hogares, prestaciones laborales y derrama económica hacia otros sectores.
Además, habría un incremento en el ahorro para el retiro y la vivienda de 3.6 mil millones de pesos anuales y 2.5 mil millones de pesos anuales adicionales de recaudación fiscal por impuesto sobre la renta.
A las empresas también les conviene tener a más mujeres en el mercado laboral: podrían aumentar 55% su margen de ganancias, 47% su retorno sobre el capital y tener mayor probabilidad de mejorar su reputación, así como atraer y retener talento con mayor facilidad.
Aunque el escenario parece alentador, la pandemia borró el avance de 15 años en la tasa de participación económica de las mujeres: toda una generación perdida. Aunado a ello, persisten las barreras de representación de trabajadoras en el sector privado y público, principalmente en los puestos directivos y en las dependencias de la Administración Pública Federal, así como el doble de tiempo que las mujeres dedican a tareas del hogar y de cuidado.
Entonces, ¿qué necesitamos para recuperarnos y materializar el futuro prometedor de 2030? Es necesario garantizar que las cuotas de género en el sector público y privado migren a una mayor representación de las mujeres en todos los niveles; impulsar las licencias de paternidad, fomentar la certificación de más empresas con la norma mexicana 025 y transparentar sus políticas de inclusión.
La meta es a 10 años: sumar a más mujeres a la economía desde todos los sectores, es todo un reto, pero los beneficios serán para todos.
Publicado por Animal Político
04-03-2021