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Los jóvenes y el país no crecemos al mismo ritmo

FOTO: CAMILA AYALA BENABIB/CUARTOSCURO.COM

Ser joven nunca ha sido fácil, pero hoy, en México, implica condiciones particularmente complejas. La juventud suele describirse como una etapa cargada de expectativas, energía e ideas nuevas; y aunque suene a cliché, también habla de un potencial real: de acuerdo con la ENOE, 18% de la población tiene entre 18 y 29 años. Esa cifra debería jugar a favor del país, pero en la práctica, estamos dejando pasar esa oportunidad.

El primer obstáculo de la vida adulta surge al comenzar a buscar un empleo, justo cuando debería empezar la independencia económica. Para muchos jóvenes, esa puerta simplemente no se abre con la misma facilidad. No es casualidad que 6% de la juventud esté desempleada, que su ingreso promedio apenas llegue a 10,457 pesos (10% menos que el promedio nacional) y que 56% termine en la informalidad: un espacio sin prestaciones y sin seguridad social. Esta dificultad se agudiza para quienes tienen un menor nivel educativo o viven en regiones con oportunidades limitadas.

A esto se suma el reto de independizarse del hogar. Salirse de casa se ha vuelto un objetivo cada vez más lejano. El precio promedio de una renta, en relación con los ingresos disponibles, difícilmente permite cubrir los gastos básicos. Así, la idea de vivir por cuenta propia se convierte en una decisión riesgosa o, simplemente, inalcanzable. No es falta de deseo; es falta de condiciones.

La educación, por su parte, tampoco garantiza un futuro estable. Para una parte importante de la población joven, llegar a la universidad depende del lugar donde nació, del ingreso familiar y de necesidades que no siempre pueden postergarse. Solo 29% de quienes están en edad de cursar una licenciatura lo hace. Incluso quienes logran titularse se encuentran con un mercado laboral saturado y con exigencias que las universidades no siempre cumplen.

El salario promedio de quienes cuentan con licenciatura es de 16,416 pesos; esto ilustra una desconexión entre formación y oportunidades reales. Además, la mayoría sigue concentrándose en carreras tradicionales y, de mantenerse esa tendencia, el IMCO estima que para 2050 habrá un excedente de 28.7 mil profesionistas formados en áreas de baja demanda laboral, resultado de la falta de orientación y acompañamiento vocacional.

Todo esto puede parecer desalentador, pero la intención es poner el foco en los retos que enfrentan las y los jóvenes hoy y recordar que lo que se decida ahora definirá las condiciones en las que vivirán esta y las próximas generaciones. El bienestar futuro no aparece solo: se construye. Por eso es necesario impulsar políticas que cierren brechas y reconozcan que la juventud no es un tema secundario, sino el punto de partida para cualquier proyecto de país que aspire a durar.

@camilaromram

11-12-2025