Opinión

Los senderos de la recuperación estatal

Ilustración: NEXOS/Víctor Solís

Por: Fernando Valdés Benavides y Nataly Hernández, investigadores.

La economía mexicana no ha logrado recuperar el nivel de producción que tenía antes de la crisis de 2020. El Producto Interno Bruto (PIB) registrado en el primer trimestre de 2022 fue 1.1 % inferior al observado dos años antes. Aún más: la estimación oportuna de dicho indicador para el segundo trimestre de este año sugiere que el PIB seguiría estando 0.15 % por debajo de su nivel previo a la pandemia.

El pasado mes de junio, el IMCO publicó un estudio sobre la recuperación económica desde una perspectiva sectorial. En este estudio se notó que las actividades de mayor valor agregado y más vinculadas a la economía global, como las manufacturas y el comercio al por mayor, eran el principal motor de la recuperación económica del país. Se podría suponer entonces que las dinámicas de recuperación estatal están directamente vinculadas al desempeño de los sectores presentes en sus economías; sin embargo, al primer trimestre de 2022, los estados más industrializados del país no son los que más rápido se han recuperado. No sólo eso, sino que los estados más afectados por la crisis derivada de la pandemia no son necesariamente los más rezagados en la recuperación.

Tomando como referencia el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE), es posible distinguir cuatro tipos de desempeño económico estatal pospandemia.

Primero están aquellos estados cuyas economías han logrado recuperar sus niveles de actividad económica y además muestran un desempeño notable. Durante el primer trimestre de 2022, en Tabasco y Baja California el ITAEE superó el registrado en el mismo trimestre de 2020, en catorce y seis puntos porcentuales, respectivamente.

En un segundo grupo están nueve estados cuyas economías han logrado restituir sus niveles de actividad económica prepandemia. Durante el primer trimestre de 2022, el ITAEE de Hidalgo, Chiapas, Chihuahua, Oaxaca, Guerrero, Querétaro, San Luis Potosí y Aguascalientes igualó o superó el registrado en el mismo trimestre de 2020 hasta en cinco puntos porcentuales.

Así, hay once estados que podemos considerar recuperados. El 33 % de la población mexicana habita en estas entidades.

Por otro lado, hay diecisiete estados en recuperación que no han alcanzado los niveles de actividad anteriores a la crisis, pero están cerca de hacerlo. En esta situación se encuentra la mayor parte del territorio nacional, donde se concentra casi la mitad de la población. En Baja California Sur, Sonora, Nuevo León, Durango, Tlaxcala, Morelos, Estado de México, Sinaloa, Michoacán, Yucatán, Tamaulipas, Coahuila, Guanajuato, Zacatecas, Quintana Roo, Colima y Nayarit, el ITAEE cerró el primer trimestre del 2022 con un nivel hasta 5 % inferior al observado a principios de 2020.

En una situación más complicada se encuentran las cuatro entidades restantes, que albergan a dos de cada diez mexicanos. Puebla, Veracruz, Ciudad de México y Campeche se encuentran rezagadas en el proceso de recuperación, y su desempeño podría sugerir que siguen en una fase de contracción económica. Para estas entidades el ITAEE es inferior al observado antes de la pandemia en un rango de 5 a 12 puntos porcentuales.

Gran parte del país en recuperación

El grupo de entidades en recuperación es diverso, pero comparte ciertas características de composición económica que pudieran estar relacionadas con el desempeño y el nivel de recuperación alcanzado a la fecha.

En la mayoría de estas economías estatales la industria manufacturera tiene un peso importante. Sin embargo, no ha sido sólo la presencia de la industria lo que parece estar detrás de su desempeño. En cinco de los seis estados con brechas del ITAEE menores a un punto porcentual, la mitad del PIB se genera en los servicios, la agricultura, o la minería, además de las manufacturas. En cambio, en las entidades con mayores brechas (Nayarit, Colima y Quintana Roo) son las menos diversificadas, ya que más del 70 % de su PIB proviene sólo de actividades terciarias.

Destaca el caso de Baja California Sur, que fue la entidad más afectada con la llegada de la pandemia y, paradójicamente, es la economía estatal más próxima a restituir su nivel de actividad. En el primer trimestre de 2022 el ITAEE fue inferior al observado antes de la pandemia en sólo -0.06 %, pese a que su estructura productiva también se concentra en las actividades terciarias. Dos posibles explicaciones pueden estar detrás de este comportamiento: primero, que el estado tenía una dinámica de crecimiento notable previo a la pandemia; segundo, que la economía del estado ha sido impulsada por el sector de la construcción, elementos que lo distinguen de Nayarit, Colima y Quintana Roo.

Tabasco y Campeche: cuando los extremos se parecen

A grandes rasgos, las economías de Campeche y Tabasco son parecidas: ambas concentran gran parte de la actividad petrolera del país, son de tamaño similar y, en los ocho años previos a la pandemia, su crecimiento económico marcaba una tendencia negativa. A pesar de sus similitudes, estos estados son los de menor y mayor recuperación económica, respectivamente.

Sin embargo, hay dos diferencias marcadas entre las entidades: la diversificación en su estructura económica y los niveles de inversión pública federal que han recibido en años recientes.

Si bien ambas entidades son petroleras, la estructura económica de Tabasco está más diversificada que la de Campeche. Mientras que la minería petrolera y la fabricación de productos derivados del petróleo representaron alrededor del 50 % del PIB de Tabasco, en Campeche alcanzaron el 80 % en los últimos cinco años anteriores a la pandemia.

Además, por su historia petrolera, Tabasco y Campeche son dos de las entidades que más inversión federal reciben. Si comparamos los niveles de inversión pública federal en los dos estados entre 2019 hasta 2022,1 podemos observar que Tabasco ha recibido 11 % más inversión que Campeche, pese a que su producción anual de crudo es casi el doble que la de Tabasco.2

Ciudad de México y Jalisco: dos grandes economías, dos caminos distintos

La Ciudad de México representa alrededor del 17 % del PIB nacional, mientras que Jalisco representa casi el 7 %. Ambas economías de gran tamaño han experimentado procesos de recuperación distintos. Al primer trimestre de 2022 la actividad económica en la capital del país se encontró 9.3 % por debajo de lo observado durante el primer trimestre de 2020, mientras que la de Jalisco está 2.1 % por arriba.

La concentración económica en ciertos sectores en la Ciudad de México parece haber jugado un rol importante en su trayectoria de recuperación. Cuatro sectores en específico tuvieron una caída importante y relativamente mayor en la capital durante la crisis: el comercio al por menor, la construcción, los servicios financieros y de seguros, y los servicios inmobiliarios. Dos de estos sectores, el de la construcción y el de servicios financieros y de seguros, están entre los sectores económicos más rezagados en el país. La dependencia de la economía de la capital de dichas actividades podría explicar el pobre desempeño económico durante los últimos dos años.

La recuperación estatal va más allá del desempeño de los sectores

Adoptar una perspectiva estatal para analizar el proceso de recuperación permite entender el desempeño económico pospandemia, pero también hace ver la complejidad que hay detrás de las dinámicas de recuperación regional. Contrario a lo que esperábamos antes de escribir este artículo, dada la información disponible sobre el desempeño sectorial de la economía mexicana, sorprende que, si bien los estados más industrializados del norte y bajío se encuentran recuperados, hay otras entidades del sureste que muestran mayores niveles de recuperación.

También sorprende que las economías más impactadas con la llegada de la pandemia sean las más rezagadas. Si bien Baja California Sur y Quintana Roo todavía no se han recuperado, están próximas a restituir su nivel de actividad económica que tenían antes de la pandemia.

Esta primera aproximación a la recuperación estatal pospandemia no pretende ser exhaustiva, pero la exploración de los datos sobre la estructura económica de los estados y su nivel de actividad sugiere que la diversificación sectorial puede ser uno de los factores asociados a la resiliencia mostrada por algunas entidades federativas.

Finalmente, el caso paradójico de Tabasco y Campeche, dos estados similares con trayectorias de recuperación distintas, deja ver que no sólo la diversificación sectorial, sino también la inversión pública, podrían considerarse entre los factores que influyen en el proceso de la recuperación económica. Ésta y otras variables socioeconómicas deberían ser tomadas en cuenta para poder hacer afirmaciones causales.

1 Tomando en cuenta el gasto destinado a inversión pública federal de las Cuentas Públicas de 2013 a 2021 y el Presupuesto de Egresos 2022. Se toma en cuenta el presupuesto destinado a la Refinería Olmeca en Dos Bocas presente en el presupuesto de la Secretaría de Energía bajo el programa presupuestario “Coordinación de la política energética en hidrocarburos”.

2 Datos por entidad federativa anual entre 2018 y 2022 del Sistema de Información de Hidrocarburos, Comisión Nacional de Hidrocarburos.

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad de los autores y no representan la postura institucional.

Publicado en Nexos.

11-08-2022