Artículo

Los tenis serán más caros

Foto: CUARTOSCURO

Entre los temas que más llamaron la atención en el Paquete Económico destaca la imposición de aranceles a cerca de 1,400 bienes provenientes de países con los que México no tiene acuerdo comercial. La dedicatoria no es directa, pero es evidente que la medida está dirigida a los bienes de proveniencia asiática, particularmente de China.

Se ha señalado que la intención es alinear el comercio con las metas del Plan México que pretende sustituir importaciones para que México, eventualmente, pueda producir insumos que hoy provienen de China y consolidar así una mayor parte de la cadena productiva en el país.

Sin embargo, a pesar de haber criticado la estrategia proteccionista del presidente de Estados Unidos, aquí se optó por la misma estrategia. El secretario de Economía repitió en cuanto foro le fue posible, incluyendo la conferencia matutina de la presidenta, que la imposición de aranceles repercutiría en menos opciones de consumo y en mayores precios para los consumidores estadounidenses.

Al hacer lo mismo que Estados Unidos podríamos suponer que seremos entonces los consumidores mexicanos los que enfrentaremos menos opciones a precios más altos al imponer aranceles a bienes que provengan de países con los que no tenemos acuerdo comercial. Por ejemplo, a los tenis que vienen en gran medida de China.

El año pasado México importó de China 20.2 millones de pares de tenis. No provienen solo de ese país, desde luego. Otros países que los exportan son Indonesia, Vietnam o Tailandia. A los tenis chinos, por ejemplo, ya se les aplicaba un arancel de entre 20% y 30% dependiendo del tipo. Ahora, será 35%, ligeramente más alto.

La pregunta es si este arancel logrará esa sustitución de importaciones o únicamente repercutirá en precios. Por ejemplo, ¿podrán los productores de calzado en León, Guanajuato adaptarse para producir los tenis que las familias demanden para el Buen Fin y la temporada navideña? ¿Tienen esos productores acceso a los insumos para hacerlos? ¿Tienen el plástico para la suela listo y disponible? ¿Tienen los textiles necesarios en la calidad y colores que los consumidores desean? ¿O el plástico, los textiles, las tintas provienen de China y estarán también sujetos a aranceles?

Cuando suban los precios, ¿estarán las autoridades listas para combatir la piratería que inundará —todavía más— los tianguis y los puestos afuera de los comercios formales?

No tengo la menor duda de las prácticas de producción depredadoras del gigante asiático y reconozco la imposibilidad de competir en industrias cuyos procesos productivos están distorsionados por la intervención gubernamental. Por eso mismo, pretender que un arancel será suficiente para contrarrestar esas prácticas es ingenuo. Los aranceles, como señaló Ebrard, repercutirán en los precios que enfrentarán los consumidores, pero en este caso, serán los mexicanos.

Los aranceles son una apuesta política tanto como económica. Sirven para dar la impresión de que el gobierno protege lo local, pero esa protección tiene costos que no siempre son evidentes de inmediato. La gran incógnita es quién pagará la factura: los consumidores, los productores o, paradójicamente, los mismos sectores que el gobierno quiere proteger al volverlos menos competitivos en el largo plazo.

México necesita una estrategia de política industrial integral. Si no hay mejoras en innovación, productividad y competitividad, los aranceles serán como tapar el sol con un dedo.

@ValeriaMoy

Publicado en El Universal

23-09-2025