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Los guaruras de la inercia

Pareciera que estuviéramos en el primer año del sexenio. El presidente Calderón trae una intensa agenda de reformas propia de un jefe de Estado que apenas inicia su mandato. El titular del Ejecutivo es un reformador tardío. Una de las historias que falta por contar de este gobierno es explicar por qué Felipe Calderón esperó más de tres años para presentar una ambiciosa agenda de cambios en temas de política, economía y seguridad pública. La propuesta de reelegir legisladores y presidentes municipales tuvo que esperar 36 meses. La iniciativa para fortalecer a la Comisión Federal de Competencia (Cofeco) se presentó 40 meses después de la toma de posesión. Los proyectos de ley en contra del lavado de dinero y el mando único de policía también llegaron en el otoño del sexenio.

En la primera mitad de su gobierno, Felipe Calderón se comportó como un celoso guardián del status quo. Mientras el PAN tuvo la mayor fuerza política en el Congreso, el Presidente guardó la agenda de reformas en un cajón. Cuando el PRI prácticamente recuperó la mayoría en la Cámara de Diputados, Calderón develó su vocación por transformar a México. Encomiable pero a destiempo.

En materia de reformas legislativas este sexenio termina en menos de tres meses. Sospecho que en el año 2011, la atención de nuestra clase política estará concentrada en las elecciones del estado de México. En el 2012 habrá una distracción aún más importante. Ojalá me equivoqué y mis predicciones se tropiecen con un futuro distinto, pero no veo ninguna señal que desafíe las evidencias. De hecho, las iniciativas más ambiciosas del Ejecutivo se han encontrado con los obstáculos que imponen los guardaespaldas de la inercia.

México necesita mayor competencia en el negocio de las telecomunicaciones. Tanto en telefonía celular como en televisión abierta, los consumidores mexicanos tenemos opciones limitadas frente a nuestros pares de los países más desarrollados. En las últimas semanas, el gobierno de Felipe Calderón tomó dos decisiones fundamentales para fortalecer la competencia en estos sectores.

En telefonía celular se otorgó una concesión de espectro radioeléctrico a Televisa-Nextel, para consolidar las opciones de mercado que hoy tienen los consumidores mexicanos. Muchas personas, bien y mal intencionadas, criticaron esta decisión por la supuesta “ganga” de la licitación. La realidad es que los verdaderos perdedores en esta decisión no son el erario y el interés público, sino las tres empresas que controlan más del 90% del mercado de telefonía celular. Estos afectados han aprovechado los tribunales para presentar cerca de 69 recursos legales que buscan frenar la decisión.

¿Quieres invertir en México? Tus competidores utilizarán el juicio de amparo y todas sus influencias con los tribunales para asegurar que tus servicios y ofertas jamás lleguen al mercado. En un capitalismo moderno, una empresa tiene éxito si ofrece mejores productos a precios más bajos. En nuestra versión chabacana del capitalismo, no importa tanto la calidad ni el valor de los productos, sino los niveles de influencia con las autoridades.

En el tema de televisión abierta, el presidente Felipe Calderón aprovechó su Informe de Gobierno para anunciar una revolución. Acelerar la transición a televisión digital significa la posibilidad de abrir la competencia y las ofertas para los consumidores mexicanos. Este cambio tecnológico ocurrió en Estados Unidos en el año 2009 y en España en 2010. Brasil lo tiene contemplado en el 2016 y Chile en el 2018. Antes del anuncio presidencial, la fecha para México era el 2021. Un ejemplo más donde nuestro país se estaba rezagando frente al mundo. Felipe Calderón decide acelerar la transición a televisión digital al 2015 y la Cámara de Diputados le responde con una controversia ante la Suprema Corte. México no es el país donde no pasa nada. Al contrario, los guaruras de la continuidad hacen muchas cosas para que todo siga igual.