Opinión

Perder el camino

Fotos: KAREN CASTAÑEDA / CUARTOSCURO

Avanzar sin caminos es lento y difícil. Sin ellos, las oportunidades parecen lejanas y las ideas nuevas, cuando llegan, ya no lo son. En México, los obstáculos para conectarnos unos con otros no son solo las montañas y los ríos que cruzan los miles de kilómetros de nuestro territorio, sino también la corrupción que acecha las obras desde el momento en que las instituciones públicas seleccionan a sus proveedores y hasta el momento en que se retiran la maquinaria y los trabajadores del puente, la carretera o el tren construido para que los gobernantes corten el listón.

¿Cómo va a mejorar la vida de la gente y la competitividad de las localidades grandes y pequeñas si el dinero dedicado a construir vías de comunicación se pierde? Solo en 2022, el Gobierno Federal se comprometió a pagar 43 mil millones de pesos (mdp) en contratos para construir y mantener vías de comunicación, un monto únicamente superado por la compra de medicamentos (89 mil mdp) y la contratación de servicios técnicos (84 mil mdp). Vigilar que se use bien este dinero, sin importar lo mucho o poco que sea, es indispensable si queremos que el país desarrolle todo el potencial que existe en las provincias y comunidades, sobre todo en las más alejadas.

Para revisar cómo se gastaron esos 43 mil mdp está el Índice de Riesgos de Corrupción(IRC) del IMCO, que analiza, entre muchos otros, 2 mil 270 contratos que sirvieron para construir caminos a lo largo y ancho del territorio en 2022. Esta herramienta le permite a cualquier persona saber cómo se eligió a los constructores de las obras federales y sus principales características: si fueron empresas creadas poco tiempo antes, si habían sido sancionadas por incumplir la ley con anterioridad o contra cuántas empresas compitieron para conseguir el proyecto que les asignó el gobierno.

2022 fue distinto a otros años en cuanto a la manera en que se construyeron vías de comunicación. Nunca antes se había adjudicado directamente tanto dinero en este tipo de obras, es decir, sin que al menos dos empresas pudieran proponer proyectos que fueran seleccionables con base en criterios de calidad y eficiencia. En ese año se alcanzó un máximo de 373 procesos de adjudicación directa y un incremento de 28% en el monto adjudicado directamente con respecto al año anterior. En un sentido opuesto, ni la cantidad de concursos ni el monto que se otorgó en licitaciones -es decir, procesos con competencia- habían sido tan bajos desde 2018.

1 El monto citado no incluye IVA y se limita a las cifras reportadas en Compranet por las instituciones públicas federales obligadas a hacerlo por la Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados con las Mismas. Se consideran las claves CUCOP 6150 y 6250 y a todas las instituciones de la APF que publican en Compranet.

Si buscamos entre las licitaciones públicas en el IRC, también podemos encontrar banderas rojas que provocan, por lo menos, algunas dudas. La reconstrucción del puente «La Cascada» en el kilómetro 181 de la carretera Moctezuma-Agua Prieta en Sonora, por ejemplo, llama la atención. A pesar de haberse asignado a través de una licitación pública, este concurso contó con solamente cuatro participantes y el ganador resultó ser una empresa creada siete meses antes de que se publicara la convocatoria del contrato, en alianza con una empresa sin experiencia en el área.

Para ponerla en contexto, las 10 obras de reconstrucción de puentes concursadas por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes que más se le parecen en monto a este contrato tuvieron, en promedio, 11 participantes. De hecho, la obra de reconstrucción que más se pareció en costo y días para que la institución recibiera propuestas de proyecto (la reconstrucción del puente “Totolapan” en Oaxaca) contó con 27 empresas participantes. ¿Por qué el proceso para decidir quién reconstruiría “La Cascada” es tan diferente a otras obras similares? ¿Por qué fue menos atractivo a los proveedores?, ¿por qué la mejor opción fue una empresa de reciente creación?

Si queremos que México se conecte, los ciudadanos tenemos que hacerle este tipo de preguntas a nuestro gobierno. Herramientas como el IRC pueden optimizar los esfuerzos de fiscalización de obras públicas para que el dinero dedicado a conectar a los mexicanos no se pierda en el camino.

Ayúdanos, ayuda a México, y suma tus ojos a la vigilancia de nuestro dinero. Todos podemos usar el IRC en su formato interactivo. Depende de todos exigir la conectividad, y tantas otras condiciones que necesita México para superar los retos en materia de desarrollo. Depende de todos que se contrate a los mejores constructores de puentes, carreteras y trenes para lograrlo, y que nadie tenga que irse tan lejos de casa para reunir el dinero necesario para levantar las cuatro paredes donde quiere vivir.

Publicado en El Sol de México.

21-08-2023